UNICEF denuncia el alarmante aumento de los secuestros de mujeres y niños en Haití por bandas criminales que buscan un rescate
NUEVA YORK, Estados Unidos.- En lo que va de año, más de 100 mujeres y niños han sido secuestrados, principalmente en Puerto Príncipe. El aumento de los secuestros se produce en un contexto de violencia callejera relacionada con las bandas en la capital del país y sus alrededores, lo que ha provocado que más de 15.000 mujeres y niños se vean obligados a huir de sus hogares.
“Ya ningún lugar es seguro para los niños y niñas en Haití”, dijo Jean Gough, directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, al denunciar que los secuestros de mujeres, niños y niñas por parte de bandas criminales que solicitan a los padres un rescate han aumentado de manera “alarmante”.
Según estimaciones de UNICEF basadas en fuentes oficiales, 71 mujeres y 30 niños fueron secuestrados en los primeros ocho meses de este año, frente a 59 mujeres y 37 niños en 2020. Representan un tercio de los 455 secuestros registrados este año. La mayoría de los secuestros tienen lugar en la capital, Puerto Príncipe, y la gran mayoría de los secuestrados son haitianos.
“Ya sea de camino a la escuela, en casa o incluso en la iglesia, los menores de edad corren el riesgo de ser secuestrados en cualquier lugar, a cualquier hora del día o de la noche. Esta es la peor pesadilla de cualquier padre”, añadió.
“Las bandas criminales utilizan a los niños y a las niñas como moneda de cambio y se lucran a costa del amor de los padres por sus hijos”, dijo Gough. “En medio de la pobreza generalizada y la criminalidad rampante, estos secuestros se han convertido en un negocio lucrativo. Esto es aborrecible”.
Omnipresencia de las bandas
El aumento de los secuestros se produce en un contexto de violencia callejera relacionada con las bandas en Puerto Príncipe y sus alrededores, lo que ha provocado que más de 15.000 mujeres y niños se vean obligados a huir de sus hogares.
Estos actos violentos dirigidos a los niños y a sus madres tienen un impacto duradero. Tanto para ellos como para sus padres, el cautiverio siempre provoca un trauma, ya que a menudo son testigos o experimentan humillaciones, amenazas y, en algunos casos, violencia.
Haití aún se recupera del devastador terremoto que azotó el suroeste del país en agosto, dejando 130.000 casas, más de 1000 escuelas y unas 90 instituciones sanitarias dañadas o destruidas.
Además, la expulsión de más de 7600 migrantes haitianos, más de la mitad de los cuales son mujeres y menores de edad, de Estados Unidos y otros países, podría poner a muchos más en riesgo de sufrir la violencia de las bandas.
Esa violencia creciente, los saqueos, los bloqueos de carreteras y la presencia omnipresente de bandas armadas son obstáculos para la ayuda humanitaria tras el terremoto. Debido a que la carretera nacional que conduce a las zonas afectadas en el suroeste del país es objeto de secuestros y asaltos, UNICEF y sus socios están utilizando rutas alternativas para llevar los suministros de emergencia a las comunidades más afectadas, lo que aumenta los costes de transporte y el tiempo de entrega.
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