¿Un Nobel para República Dominicana?/Autor: Julio Vargas
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Hace días circula en las redes sociales, y ya en medios televisivos y radiales, la información de que un joven galeno dominicano hizo un importante aporte a la ciencia de la Medicina a raíz de un descubrimiento en el Síndrome de Evans Fisher, que no es más que es un trastorno infrecuente caracterizado por la asociación simultánea o secuencial de trombocitopenia inmune y anemia hemolítica autoinmune; en ocasiones, neutropenia inmune, con una prueba de antiglobulina directa positiva, según su definición médica., aporte que supuestamente lo hace acreedor del Premio Nobel de Medicina.
Se trata del joven médico Erdon García, de 32 años, quien afirma haber sido nominado –y según algunos medios de comunicación ganador- del Premio Nobel de Medicina por su descubrimiento.
Cualquier dominicano se llenaría de orgullo al leer esta noticia por primera vez, sin embargo, pasada la emoción inicial hay algo que despierta suspicacia tras abundar más en las páginas oficiales de la Fundación Nobel y empaparse más sobre el método de nominación y premiación de dicho galardón, sin ánimos de faltar el respeto al trabajo de un noble médico que busca aportar a la humanidad por medio de su labor, me atrevo a compartir algunas discrepancias encontradas.
La noticia fue dada a conocer por el propio García a finales del mes de enero de este año, empero, no es sino hasta septiembre de cada año que el Comité de Fisiología y Medicina de la Fundación Nobel envía solicitudes a personas calificadas en el campo para que propongan a candidatos, estas no pueden proponerse a sí mismas y enviar dichas propuestas antes del 31 de enero del año del premio, además, todo el proceso debe hacerse bajo la más estricta confidencialidad.
Puesto que el Premio Nobel de Medicina correspondiente al 2016 fue otorgado a Yoshinori Ohsumi, biólogo celular japonés especializado en autofagia, debo suponer que nuestro amigo García opta por el premio de este 2017.
Es por esto que me resulta extraño que el doctor Erdon García afirme tan categóricamente el haber sido seleccionado como ganador de entre 170 participantes de 30 países. Cuando el Comité que otorga estos premios se toma el mes de febrero completo para examinar los nombres propuestos, marzo y mayo para consultar con expertos y enviar un informe con los elegidos a la Asamblea Nobel, organismo que presenta al ganador o ganadores solo a principios de octubre siendo entregado el premio el 10 de diciembre.
Ante dichas incongruencias el mismo Colegio Médico Dominicano emplazó al joven galeno a presentar la documentación que demuestre tan siquiera su nominación al galardón, a lo que Erdon García respondió de manera acertada que no podía mostrarla por la política de confidencialidad que exige el premio, misma que tampoco le permitiría conocer si es o no uno de los nombres propuestos por alguna de las personas calificadas para hacer la propuesta.
No busco, bajo ningún concepto, desmeritar la labor del médico dominicano ni mucho menos afirmo que su trabajo no se merezca un reconocimiento por la importancia que reviste para la medicina su descubrimiento y el posible uso que se le pueda dar a este conocimiento, pero, al ser presentados los hechos de manera clara me es imposible evitar pensar que tanto el joven galeno como aquellos periodistas que se apresuraron orgullosos y llenos de júbilo a publicar su historia cometieron el error de acelerarse y morder más de lo que pueden tragar.
Tal vez, por esta razón varios de los medios más reconocidos del país han eliminado sus publicaciones digitales referentes a este tema, aunque sería una especulación de mi parte afirmar que fue por estas razones que tales publicaciones han sido borradas, debo reconocer que el pueblo dominicano tiene que esperar hasta el próximo 10 de diciembre para saber si debe celebrar junto a Erdon García un Nobel para la República Dominicana o si otra vez fuimos víctimas del sensacionalismo y la premura. Desde ya espero poder celebrar junto al joven Galeno su triunfo aunque hasta que llegue el momento permaneceré escéptico.
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