DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- No es un secreto que el país demanda de mayores ingresos al ser severamente impactado por los efectos de la pandemia del Covid-19.
Áreas sensibles del aparato productivo han sido seriamente afectados por el freno que tuvo la economía durante el año 2020, pero la recuperación debe producirse de manera paulatino y en permanente vigilancia sobre la evolución del virus.
El propio presidente Luis Abinader ha expresado que la salud de la población está por encima de la parte económica, aunque el Gobierno ha jugado a obtener logros significativos en la inserción de sectores productivos a la dinámica necesaria de la creación de empleos y de la rentabilidad.
Una de las propuestas planteadas por expertos en materia económica y por organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetaria Internacional, ha sido abordar seriamente el asunto fiscal, por aquello de que el Gobierno urge por mayores ingresos para atender las demandas de la sociedad.
Sin embargo, hay actores de la vida nacional que han advertido sobre los efectos adversos que podría tener un proyecto tributario en medio de la recesión de la economía por las implicaciones del Covid-19, aunque muchos de los cimientos productivos presenten indicadores sanos que facilitan una rápida recuperación.
En ese contexto, el expresidente Leonel Fernández ha alertado sobre consecuencias sociales en caso de que el Gobierno y el presidente Luis Abinader se embarquen en una discusión y posterior reforma fiscal cuando el país y el mundo aún no se han recuperado totalmente de los daños de la pandemia.
Ahí se tiene el caso de las protestas callejeras en Colombia, donde el presidente Iván Duque se vio forzado a retirar urgemente un reforma tributaria en el Parlamento, pero esta acción no ha impedido que las manifestaciones violentas se expandan por diferentes ciudades de ese país, como el caso de Cali, donde se han reportado muertos, detenidos y heridos por enfrentamientos callejeros.
Ante el panorama real de la situación económica del país, el propio Luis Abinader ha tenido la prudencia de descartar por el momento y hasta un escenario más propio, la posibilidad de la discusión y posteriormente aprobación de un proyecto fiscal. Una justificación válida expuesta la constituye que actualmente no existen las condiciones para este debate.
Se arguye que el mejor momento para la reforma fiscal sería esperar que el país logre totalmente la recuperación de la economía, lo que permitirá que las autoridades puedan evaluar bien los campos del alcance de la reforma y cuáles sectores serían más factibles ser agravados, en caso de ser obligatorio.
“Creo que cualquier reingeniería de la tributación y elevación de la carga tributaria no ha de ser en los próximos meses… Hasta que no se consolide (la recuperación económica) no se va a plantear nada de manera importante y significativa”, precisó el viceministro de Planificación e Inversión Pública, Pavel Isa Contreras.
Sin embargo, el Gobierno podría abrir un escenario de discusión con experto y los técnicos gubernamentales que conduzca a un entendimiento posterior sobre los temas cardinales de una reforma fiscal, que no sea tan gravosa para la clase media y los sectores marginados, con una mejor redistribución de los impuestos en su correcta aplicación.
Aunque hay que admitir, que tanto el Gobierno como los diferentes sectores del país están conscientes de que necesariamente habrá que evaluar la conveniencia o no de esa reforma fiscal-tributaria, pero en un escenario que no esté tan enrarecido como el que produce la pandemia Covid-19.
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