Proeza de  Dessalines  

DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Para que no queden dudas y cuestionamientos de algún escéptico o que se escapen detalles sobre la matanza que ejecutan los militares de Haití en el este de la Isla Hispaniola, a los testimonios de reputados dominicanos, se suman lo dicho por el mismo jefe militar haitiano, Jean Jacques Dessalines.

El 12 de abril de 1805, a su regreso a Haití después de sitiar Santo Domingo y no poder derrotar a los militares franceses, Dessalines habla en público y hace un recuento de su macabra hazaña. Los haitianos trataron de unificar toda la isla bajo su gobierno y cruzan de este lado, que estaba bajo el dominio de Francia. Al ser derrotados por los franceses, tienen que regresar a Haití. Impotentes de no lograr su propósito, durante la retirada y de forma cobarde, van masacrando, torturando las poblaciones indefensas e inocentes: compensaban su frustración de no poder controlar la isla completa. Según varias crónicas, en Moca degollaron 40 niños.

Un escrito del portal conocido como la “Venda Transparente” y reportajes del Diario Libre y Listín Diario coinciden en que Dessalines se lamenta de no “haber coronado con un completo y cabal buen éxito” con su campaña, pero en compensación, le dice a su pueblo, que “os queda, al menos, el consuelo de pensar que la ciudad de Santo Domingo, (es) único lugar que sobrevive a los desastres de la devastación que propagué a considerable distancia en la parte antes española…”. Dice que “habiendo sido tomada a fuego y sangre toda la parte exterior de Santo Domingo, el resto de los habitantes y de los animales (fueron) arrancados de su suelo y conducidos a nuestra patria…”.

En su “Diario de la Campaña de Santo Domingo” Dessalines  explica que “…el saqueo de la ciudad de Santo Domingo era lo único que faltaba para completar sus proyectos…” y confiesa haber dejado la orden a sus principales jefes para que “la caballería se extendiera por todos los lados, destruyendo y quemando todo lo que encontraba a su paso”. Narra  que ordenó a sus generales para que “empujaran (se llevaran hacia Haití) delante de ellos el resto de los habitantes, de los animales y las bestias”.

 

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