DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Nuevamente se pone en el debate el caso del retorno a las aulas de las estudiantes cuando aún persisten temores sobre la pandemia del Covid-19.
Si bien el país registra una considerable positividad en la curva descendente del coronavirus, hay que tener mucho cuidado en desbaratar ahora todo lo logrado en el control de la enfermedad solamente por precipitar el regreso a la docencia de los alumnos de las escuelas públicas y de los colegios privados.
No parece prudente que a partir del 6 de abril el Ministerio de Educación convoque a los niños de los niveles inicial y primaria para su retorno a las aulas. Viene la celebración de la Semana Santa y puede producirse un rebrote del virus por un virtual descontrol en las medidas sanitarias.
Lo correcto sería y es que las autoridades articulen un plan efectivo para el reinicio de las clases a partir de agosto, cuando oficialmente se tiene programado cada año escolar, lo que también debe estar sujeto a cualquier eventualidad con la enfermedad.
Sensata es, sede nuestro punto de vista, la postura asumida por la Asociación Dominicana de Profesores sobre la necesidad de que el Gobierno centre todos los esfuerzos humanos y económicos para garantizar la vacuna a toda la población y después planificarse sobre lo referente a retomar la docencia presencial.
No sólo los profesores temen por situaciones adversas en las escuelas, sino también los padres de una gran cantidad de alumnos que se resisten a exponer a sus hijos a posibles contagios del virus.
Mientras la Organización Mundial de la Mundial ha advertido que aplicar la vacuna no significa que la pandemia esté bajo control, lo que prevé podría ocurrir a partir de 2022. Es decir, que la amenaza de fallecimientos y más contagios estarán bajo el acecho de los ciudadanos que violenten los protocolos.
¿Hay una pregunta en el aire, que merece una explicación lógica. Qué premura tiene el Gobierno en abrir los centros educativos, cuando cada día hay reportes de muertes e infectados?
La planificación para la reapertura de las clases hay que postergarla para el próximo año escolar, ahora sería una imprudencia que podría salir un poco costosa y arriesgada.
Para evitar situaciones lamentables, el Ministerio de Educación debe apelar al diálogo y la cordura.
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