Pacto migratorio
DISTRITO NACIONAL,, República Dominicanwa.- Por ser una imposición de organismos internacionales, la República Dominicana no estaba obligada a firmar el llamado Pacto Migratorio Mundial.
Teniendo de frente una migración desbordada y una frontera con Haití difícil de controlar, firmar un pacto migratorio seria ya tirar la toalla y dejar el paso fronterizo abierto para que se salve quien pueda.
Todos los organismos especializados de las Naciones Unidas tienen años abogando por el sistema de frontera abierta. Lo han logrado en la República Dominicana. La entrada de miles de ilegales no deja dudas de que hay complacencia de las autoridades, lo que da pie al llamado macuteo o diversos negocios turbios en esa zona.
Las leyes y la Constitución dominicana son bien claras sobre quienes son ilegales. Poco importa si son chinos, venezolanos, norteamericanos, europeos o chilenos. Pero se da el caso de que la casi totalidad de la migración ilegal es de haitiana.
Ya se ha dado carnet de regulación a miles de haitianos, que vienen en forma ilegal, y que de inmediato consiguen trabajo en la industria de la construcción, en la agricultura y ya hasta en las tiendas. Hay empresarios que pensando en sus beneficios personales le dan una puñalada a la conciencia nacional y no respetan la Constitución.
La no firma del Pacto Mundial Migratorio no va a crear mayores problemas, porque cualquier reglamentación que pueda tomar ya ha sido forzada desde hace meses. No se olvide que en una ocasión la división de las Naciones Unidas para las migraciones trató de establecer la frontera abierta, y hasta de instalar campamentos de haitianos en territorio nacional.
Por demás, se habla de tener un hospital bi-nacional en territorio dominicano, donde se atendería a los haitianos. Ya es conocido como cientos de mujeres haitianas vienen a tratar su maternidad en territorio nacional y se quedan en RD con sus descendientes.
Es necesario que el gobierno aplique la Constitución nacional en lo referente a la migración. El desorden no es por falta de reglamentos, sino por haber una política complaciente. Tan complaciente que si usted visita la avenida Duarte, búsquese un intérprete, debido a que ya las tiendas pasaron a manos de ciudadanos chinos y sus empleados son todos nacionales haitianos.
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