Los siete pecados capitales de la reelección
Distrito Nacional, República Dominicana.-.
Fue en El Purgatorio, la segunda parte de su magna obra, La Divina Comedia, que el poeta italiano Dante Alighieri, hizo referencia a una tradición que circulaba desde antes de la era cristiana: los siete pecados capitales.
En la actualidad, en el caso de la República Dominicana, las aspiraciones de reelección del actual presidente de la República se encuentran restringidas por lo que bien pudieran considerarse como los siete fiascos o desaciertos de la actual gestión gubernamental, que han dado origen al inocultable malestar social que hoy sacude a nuestra sociedad.
Primer pecado: Altos precios
El primero de esos pecados, por supuesto, se refiere al alto precio de los productos de la canasta básica, los cuales, durante los últimos tres años, han subido en un 25.37%. Pero, si esa cifra es considerable, la situación se torna más sombría si lo desglosamos en relación con los distintos productos.
Por ejemplo, los alimentos y bebidas no alcohólicas incrementaron un 35 por ciento. Los productos esenciales en la dieta dominicana, como las carnes, los aceites, la batata, el pollo, los azúcares, los plátanos, la yautía, los fideos, los espaguetis, la tayota, la pasta de tomate, el pan y los huevos, todos han subido en más de un 40 por ciento.
Con respecto a la inflación interanual a agosto de 2023, a diferencia de los auspiciosos alegatos gubernamentales, República Dominicana se encuentra en la novena posición de 17 países de América Latina.
Tal vez eso explica la razón por la cual, en una investigación publicada en casi todos los diarios nacionales, en los primeros ocho meses de este año, el 49 por ciento de los dominicanos tuvieron que tomar dinero prestado para adquirir productos de primera necesidad.
Quizás también por el mismo motivo, en otro estudio realizado se indica que el 46 por ciento de los dominicanos consultados desean emigrar del país si tuvieran los recursos.
Segundo pecado: Desempleo e informalidad
El segundo pecado es el relacionado a la falta de trabajo o desempleo. Este ha decaído en 50,546 empleos, disminuyendo de 2,299,463 empleados en 2019, a 2,248,917 en junio de este año.
La cantidad de trabajos informales en situaciones precarias, sin protección social ni legal, es enorme y se ha agravado en los últimos años. En 2019, había en el país 2,266,592 empleos informales, según la encuesta que elabora el Banco Central. Esos trabajos informales aumentaron en el segundo trimestre de este año, en 32,871.
La desesperanza y la desilusión han sido inmensas en un segmento importante de nuestra población apta para insertarse en el mercado laboral.
Tercer pecado: Bajo crecimiento
En los primeros tres años del actual periodo de gobierno, el crecimiento promedio anual de nuestra economía ha sido tan solo de 3.5%. Eso significa que ha estado por debajo del potencial de 5%, e inferior al promedio registrado en las anteriores gestiones gubernamentales.
Durante los meses de enero a septiembre de este año, el crecimiento acumulado ha sido pírrico, de apenas 1.7% del PIB. Dentro de esa tétrica realidad, cinco sectores permanecen en negativo como son minería, manufactura local, zonas francas, construcción y comercio.
La gravedad de todo eso se mide en el hecho de que con el crecimiento alcanzado hasta ahora, durante este año, la República Dominicana ocupa el último lugar con respecto a los demás países de Centroamérica. Esto así, a pesar de que estuvo siempre al frente de esos países durante varios años, compitiendo tan solo con Panamá.
Cuarto pecado: Aumento de la deuda pública
La deuda se ha incrementado en 26,200 millones de dólares en poco más de tres años. Eso equivale a más de 23 millones de dólares diarios, o lo que es igual a unos 1,280 millones de pesos todos los días.
Para comprender la magnitud del daño de ese cuarto pecado de la actual gestión de gobierno del PRM, es importante señalar que en los últimos tres años se han tomado, en calidad de préstamo, la misma cantidad de dinero que se había acumulado en toda la historia de la República Dominicana, desde su fundación en el 1844 hasta el 2012, cuando culminó nuestro tercer periodo de gobierno.
Todo eso sin tomar en consideración el dinero que en forma de adelanto de impuestos, el gobierno ha tomado prestado a muchos contribuyentes.
Quinto pecado: hundimiento del sector agropecuario
El sector agropecuario ha observado como muchos de los productos que se producen en el país, durante los últimos tres años, se han estado importando.
En el 2019, se importaron 3,130 millones de dólares de productos agropecuarios. Para el 2022, ya se habían incrementado en más de 2,000 millones, a 5,215 millones; y para este año, 2023, se estima que duplicarán las del 2019.
Estamos importando grandes cantidades de productos como arroz, carne de pollo y cerdo, gallinas, azúcar, habichuelas, cebolla, leche y pan, tanto de agua como sobao.
Sexto pecado: Inseguridad ciudadana
La delincuencia se ha adueñado de casi todo el país. Muchas personas han quedado traumatizadas por el efecto de hechos violentos. La sensación de inseguridad está llevando a los padres a tomar medidas extremas para proteger a sus hijos.
Muchos lugares del Gran Santo Domingo se ven arropados por la delincuencia, tales como Boca Chica, La Caleta, Villa Duarte, Gualey y Villas Agrícolas.
En Santiago ocurre lo mismo, en barrios como Cienfuegos, La Yagüita de Pastor, el Cerro de Patatín y Pekín, entre otros.
Conforme a un estudio del Banco Mundial, la situación de inseguridad es tan grave en la República Dominicana, que 3 de cada 4 personas, es decir, el 75%, identifican al crimen y la violencia como el principal desafío que enfrenta el país.
Séptimo pecado: deterioro de los servicios públicos
El último de los pecados que dificulta al actual gobierno del PRM conquistar su objetivo reeleccionista consiste en el grave deterioro de los principales servicios públicos del país: educación, salud, energía, agua y transporte.
Es realmente inconcebible que en medio de tanta ineficacia en la conducción de la vida pública nacional, las actuales autoridades pretendan que la sociedad dominicana va a perdonar sus pecados y premiarlos con un nuevo periodo gubernamental.
No será así. Lo que se vislumbra es que arderán en llamas en el purgatorio dantesco de la primera vuelta electoral en mayo del 2024.
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