Los periodistas también pueden
DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Es una constante de los políticos considerar a los periodistas sólo aptos para desempeñar labores de relaciones públicas en el Gobierno, pues no los consideran capaces de ocupar posiciones de responsabilidad administrativa.
Así es como nos encontramos con muy pocas excepciones de periodistas desempeñándose en funciones que trasciendan una reducida condición de simples hacedores de nombradía para gente que muchas veces llegan a los cargos públicos sólo por el mero hecho de ser miembros de una estructura partidaria superior.
Esto ocurre a pesar de que en el medio hay muchos periodistas que son abogados, economistas, contadores, ingenieros y hasta médicos, dicho lo de “hasta” sin ánimo despectivo (en la fiesta estuvo todo el mundo, hasta Fulanito), sino como forma de resaltar la distancia y poca afinidad que media entre un profesional de la salud y un periodista.
Sin embargo, al momento de formar equipo de Gobierno, el candidato triunfante piensa en cualquiera para posiciones pero muy pocas veces—o casi nunca—en un periodista.
Es por ello que quiero resaltar la reivindicación del sector comunicación que significa el trabajo de colegas en posiciones directivas de importancia como son los casos de Sandy Lockward y Rafael Ovalles, e incluso Rafael Sánchez Cárdenas, actual ministro de Salud Pública, que si bien no es un periodista de ejercicio, ha tenido una fuerte presencia en medios de comunicación.
Lockward, médica y periodista, dirige la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial (Onapi), institución que juega un rol importante en el desarrollo empresarial e innovador de nuestro país, siendo un aliento e incentivo al talento creativo especialmente de la juventud.
En lo que respecta a Ovalles, su huella en la dirección del Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep) es indiscutible. Me siento en el ánimo de decir que desde la creación de esa entidad hace 39 años no se había observado un dinamismo similar.
Una cartera formativa de más de 100 oficios que abren las puertas del mercado laboral y mejores perspectivas salariales a quienes adquieren esos conocimientos y destrezas, proyectan la gestión de Ovalles con una impronta que desafía a sus sucesores.
Asistimos, pues, a un desmentido rotundo a la creencia de los políticos de que los periodistas están condenados a servir de correa de transmisión de los funcionarios a través de las relaciones públicas, con la agravante de que en oportunidades se topan con un incumbente que además se cree, también, con la capacidad de ser su propio manejador de opinión pública.
En resumidas cuentas, no asignar funciones ejecutivas a alguien porque “ese es un periodista” priva al Estado de la posibilidad de probar que en esta profesión pueden aparecer otros Rafael Ovalles o Sandy Lockward.
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