Los grandes perdedores del pasado proceso eleccionario/Autor: Eloy Tejera
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La contundente victoria del presidente Danilo Medina con más de un 60 por ciento merma sustancialmente las posibilidades de que el ex presidente Leonel Fernández pueda presentarse como candidato presidencial en el 2020. El periodo de cuatro años más que estará Medina en el Palacio Nacional le permitirá acrecentar su poder en el Partido de la Liberación Dominicana y solidificar su liderazgo.
Con más años sobre los hombros, con más canas sobre su crespa cabellera, con menos seguidores fieles acatando sus órdenes, Fernández llegará al 2020 más solo y debilitado políticamente que nunca. Con el 60 por ciento de la votación en los bolsillos y con el poder omnímodo que da un régimen presidencialista y paternalista en el país, Medina manejará estos cuatro próximos años a su antojo los hilos dentro del PLD y apuntalará su liderazgo.
El hombre que anteriormente era calificado como un tipo sin carisma, se ha convertido hoy día en líder, batuta y constitución de su partido y con una presencia mediática y social en el país que no tiene límites. En su mejor momento y con su estrella lo más deslumbrante y alto del firmamento, Fernández llegó a un 57 por ciento en unas elecciones presidenciales.
A esto hay que agregar que otros dirigentes peledeístas mostrarán desde temprano sus aspiraciones presidenciales bajo el alegado de que ya el tiempo de Fernández quedó en el pasado y que su liderazgo y figura son obsoletos y rechazados por gran parte de la sociedad dominicana.
Acorralado, sin el poder de antes, con menos congresistas siguiendo sus directrices, Fernández deberá manejarse con un bajo perfil y sin alborotar mucho las avispas, pues posiblemente encuentre de frente más rechazos y enconos en la fila de sus detractores.
El otrora mandamás del Partido de la Liberación deberá continuar saboreando el trago amargo de seguir en un segundo plano, mientras al que él considero inferior en lo referente a carisma y liderazgo políticos ocupa principalía en el país y en su partido.
Para Fernández, el futuro no es halagüeño. Danilo Medina demostró que pudo ganar sin él, no obstante a que Fernández saliera en los recorridos como una forma de que luego no le echaran la culpa y de tener algún tipo de contacto con las masas que durante tanto tiempo se le mostraron indiferentes.
Acostumbrado al aplauso, a la lisonja, al estrellato que da el poder y a que le tiren la alfombra por donde quiera que pase, el ex presidente Fernández tendrá suficiente tiempo para convivir con el silencio y la soledad, elementos que rodean a todos aquellos que descienden del Poder.
Miguel Vargas Maldonado. El caso de Miguel Vargas Maldonado es antológico. Patético en grado sumo. Como perdedor debe estar en la cúspide del listado. El presidente de Partido Revolucionario Dominicano, en otro tiempo poderoso opositor, y que en las pasadas elecciones sacó un 47 por ciento de la votación, es hoy un partiducho más de que los que apoyó al PLD y reducido a una votación de apenas un 5 por ciento. El PRD es hoy un partido bisagra más de sistema que luchará en lo próximo por no desaparecer por completo.
Si no es récord, el descalabro del PRD en apenas cuatro años, marca un averaje insólito. De un 47 por ciento a un 5 es como para estar en el libro de Record Guinness. Vargas Maldonado es un perdedor, pues dilapidó un capital político extraordinario, y debilitó hasta casi hacer desaparecer a un partido que antes se caracterizó por ser aguerrido y por aglutinar las masas desposeídas.
Si lo que quería era un partido pequeño para hacer negocios grandes, como lo denunció el dirigente perredeista Guido Gómez Mazara, ha tenido éxito. Pero si lo que anhelaba Vargas Maldonado era un día ser Presidente de la República, o un líder importante, puede mirar hacia otro lado. Su futuro es incierto y las siglas de PRD es desaparecer en la noche política de la República Dominicana.
Roberto Rosario. Como presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, su papel dejó mucho que desear. Su capacidad de gerencia y liderazgo hoy en día, con justa razón, están siendo cuestionados. Habló cuando no debió hablar, y sobretodo hizo denuncias de las que un día deberá dar explicaciones lógicas y con sentido como esa de que más de 3,500 técnicos de la JCE renunciaron y también su tozudez y terquedad para no permitir el conteo manual para el nivel municipal y congresional.
Fello Suberví Bonilla. Este viejo político perredeísta que se convirtió en un gran perdedor en estas pasadas elecciones, termina su carrera política tristemente al haber apoyado al candidato a alcalde por el Distrito Nacional , del Partido de la Liberación Dominicana, Roberto Salcedo.
Su historia hubiese sido distinta si se hubiese quedado en el Partido Revolucionario Moderno y apoyado al hoy alcalde electo David Collado. Fue un paso en falso y estúpido para un veterano político, el cual es perdonable únicamente en un principiante.
Hoy Fello Suberví es un derrotado. Su ambición y ego lo llevaron a la tumba política, de la cual no podrá salir.
Roberto Salcedo. El alcalde del Distrito Nacional es otro perdedor ilustre. Nunca antes en la historia de la política una derrota había causado tanta alegría en el pueblo. Al margen de que muchos peledeístas hayan votado por Collado, lo cierto es Salcedo además de hacer una gestión pésima durante 14 años, sufrió del síndrome del endiosamiento.
El alcalde Del Distrito se mantuvo durante una jaula de cristal durante los últimos años de su gestión, y nunca tuvo gestos de acercamiento para con la llamada masa. Solo en tiempo de elecciones era visto este especie de santo. Hoy en día, se le encenderán velones, pero no por ser santo, sino mas bien por estar más cerca de ser un muerto político.
Francina Hungría. Lamentablemente otra gran perdedora que deja este pasado proceso eleccionario es la ex alcalde a vicealcaldesa por el Distrito Nacional, Francina Hungría. Este valiosa mujer, que saltó al estrellato y la nombradía pública por haber sufrido un lamentable percance donde perdió la visión, fue arrastrada hacia la perdición por Salcedo. Se la llevó con él a la tumba política.
Hungría no debió aceptar el cargo, máxime cuando se proyectaba que su ascenso social estaba en su nivel más alto. El deseo de Salcedo permanecer en el cargo y la poca asesoría que quizás tuvo Hungría, la llevaron a dar un paso en falso, y que le costará mucho enmendar.
Otros perdedores hubo, pero estos son los más significativos e ilustres. Cuando se va a una batalla: hay dos opciones: perder o ganar. Lo que constituye y le da el calificativo de gran perdedor es la tozudez, la terquedad, o la estupidez con que se manejó el protagonista en desgracia.
(AUTOR: Eloy Tejera, periodista y escritor)
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