La urgencia climática
DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- La situación social y política de Chile trasladó la sede de la Cumbre sobre el Cambio Climático a Madrid, España, donde esta semana se discute la necesidad de mayores recortes en las emisiones de carbono a la atmósfera. La situación se ha convertido en una verdadera lucha que enfrenta las posturas ideológicas de izquierda y de derecha, a los países más desarrollados entre sí y contra los países de renta media y renta baja. Es un enfrentamiento que amenaza con revertir el gran avance que significó la cumbre de Paris del 2015, fecha histórica en la que se firmó el acuerdo que busca la neutralidad en las emisiones para el 2050.
El problema está en el grave desacuerdo que existe entre los países industrializados, que son los que más emisiones producen en detrimento del medio ambiente. La retirada de Donald Trump y Estados Unidos, la lentitud de Rusia a la hora de presentar un plan de reducción de emisiones y la dificultad de que China debe esperar al inicio de su próximo plan quinquenal, generan graves preocupaciones.
Se presenta una situación parecida al período posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando Woodrow Wilson impulsó la idea de una Liga de las Naciones donde se pudieran dirimir los conflictos globales, el predecesor de lo que hoy es la Organización de las Naciones Unidas. En aquel entonces, a pesar de lograr un consenso entre muchas potencias, Wilson no logró que el proyecto fuera aceptado en su propio país, lo que llevó a Estados Unidos a retirarse de la mesa y convirtió la Liga en un natimuerto.
Quizás se habría evitado la Segunda Guerra Mundial si el mundo hubiese contado con un mecanismo como ese, donde se establecieran frenos a las ambiciones de personas como Hitler, Mussolini o Stalin, que fueron los artífices del conflicto bélico más grande de la historia de la humanidad.
Guardando las distancias, algunos líderes políticos de la escena mundial no se dan cuenta que estamos ante una encrucijada parecida. La catástrofe climática que se cierne sobre la humanidad puede evitarse si actuamos hoy, atendiendo a las graves evidencias que han presentado los científicos más brillantes del mundo. De no hacerlo, repetiremos la historia de la generación que subestimó la necesidad de la Liga de las Naciones y privó a la humanidad del organismo que pudo mediar en los conflictos que generaron la Segunda Guerra Mundial.
Como ha dicho el presidente en funciones de España, Pedro Sánchez, “solo un puñado de fanáticos niega ya la evidencia del cambio climático”, porque es innegable la ferocidad de los fenómenos naturales, como también los extraños patrones climáticos que observamos en nuestros países, la afectación a la fauna y la flora; y el grave riesgo a la salud ocasionado por la actividad humana.
La urgencia climática es real, es una verdadera crisis de grandes proporciones que amenaza la vida humana como la conocemos y que, sin dudas, profundizará los problemas que aún están por resolver en los países en desarrollo. Hay una brecha significativa entre lo que se debe hacer y lo que se está haciendo, y es la razón por la que es urgente redoblar los esfuerzos para revertir el cambio climático.
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