La familia como ente rector en el cumplimiento del deber cívico
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Ahora que queda tan poco tiempo para la celebración de las elecciones y que se calcula que un gran porcentaje de ciudadanos dominicanos ejercerá por primera vez el derecho al voto, resulta de vital importancia referirnos a la necesidad del cumplimiento del deber.
El ejercicio del sufragio, según lo establece la Constitución de la Republica Dominicana en su artículo 208, es un derecho y un deber de ciudadanas y ciudadanos para elegir a las autoridades de Gobierno y para participar en referendos. Este concepto establece con claridad meridiana lo que es el derecho y el deber.
Cuando se trata de un deber viene a nuestra mente, la obligatoriedad y por vía de consecuencia la sanción. Hay quienes estiman que no existe tal sanción, ya que no hay pena para aquel que no cumpla con lo ya establecido. Sin embargo, a mi entender, sí hay una sanción y es la moral, el cargo de conciencia por no cumplir con el deber, la indiferencia manifiesta por su abstención ante la suerte de la nación y la reprobación de sus conciudadanos, que lo catalogaran como un individuo con el que no se puede contar.
A todo esto hay que agregarle que, el abstencionista, es una persona que permite que sea otro el que elija por él.
La familia juega un papel preponderante en este sentido. Si bien es nuestro primer agente de socialización, a través de los patrones de nuestros padres y de sus acciones, seguiremos el camino que estos nos enseñen. Es por ello la necesidad de criar en valores para que predicando con nuestro buen ejemplo, nuestros hijos, sobrinos, hermanos, tíos, abuelos, etc., se nutran de buenas acciones y las reproduzcan.
Para cambiar el mundo, lo ideal es empezar en el interior, mejorar nuestras ideas, adecuarnos a los buenos valores y, entonces, solo entonces, estaremos en condiciones de comenzar a adoctrinar a los nuestros.
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