(AUTOR: FÉLIX NÚÑEZ, periodista).- Las autoridades dominicanas deben ser rigurosas y mantenerse vigilantes ante la denuncia de algunos sectores, que dan cuenta sobre el flujo masivo de migrantes ilegales por la frontera.
El hecho de no llegar al fanatismo, en tan sonado caso, no da derecho a pasar por alto la denuncia, sobre todo cuando sabemos que hay gente capaz de vender su alma por unos pesos y que siempre le ha sacado provecho económico a la trata de personas por esa zona.
La inmigración ilegal amenaza todas las conquistas sociales que hasta el momento ha logrado República Dominicana, pero eso poco le importa a quienes se dedican al tráfico por la frontera.
La República Dominicana está frente a un grave desafío de la inmigración ilegal, sobre todo ahora que el gobierno dominicano ha puesto en marcha el Plan Nacional de Regularización y se habla de que esto ha activado los apetitos de las mafias.
Existe la necesidad de reforzar la frontera y los controles migratorios, no sin dejar de lado, la arenga a los miembros del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza, CESFRONT, para que ofrezcan resistencia severa al soborno y cumplan con su rol de ser guardián de la zona fronteriza.
No es posible que mientras el Estado dominicano hace ingentes esfuerzos invirtiendo cuantiosos recursos para disminuir los índices de pobreza y las desigualdades, por otro lado haya gente haciendo negocio con la miseria de un país, aunque eso signifique poner en peligro nuestra soberanía.
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