En honor a la doctora Ingerborg Syll–Rapoport/Autora: Talyam Vásquez
“Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia,
y quien aumenta el conocimiento, aumenta el dolor”
Eclesiastés 1:18.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La tristeza me llevó por lugares impensables, afortunadamente por breve tiempo, ya que mis múltiples actividades no me permiten permanecer, en estado de aflicción; tengo cosas que hacer, planes que desarrollar, ideas que compartir, cosas que aprender y la verdad es que el tiempo apremia.
Como si todo conspirara y papá Dios me reforzara en el abandono de la pena, apareció la nota curiosa, del hermano periódico El Día, sobre la judía de 102 años de edad, que recibió su doctorado en Alemania. Lo increíble de esta noticia no es la edad de la mujer sino que alcanzó esta meta 77 años después de agotar su pensum ya que los nazis no le permitieran defender su tesis, en el momento en que le correspondía, debido a su origen judío.
Es enriquecedor ver como personas que han vivido situaciones calamitosas de abusos, maltratos, e injusticias tienen la capacidad de no dejarse amilanar y seguir en sus planes hasta alcanzar sus metas. Ingerborg Syllm – Rapoport pudo haberse quedado en el lamento, quejarse de las circunstancias y no continuar su camino, sin embargo lo siguió, y es así como a su edad consiguió su título.
Las Universidades, que son Altas Casas de estudio, en múltiples ocasiones maltratan a sus estudiantes, muchas veces por el desconocimiento y negligencia del personal que labora en ella, que apoyado en la indiferencia de las autoridades se mantiene en sus puestos de trabajo, desarrollando planes macabros, que dan al traste con el disgusto de los estudiantes y la ausencia de Eficiencia de Titulación, que aunque deja a la nación pérdidas millonarias, no parece importarle a nadie.
Mi caso nunca se parecerá a la de la Dra. Ingerborg Syllm – Rapoport, pero dentro del contexto, he pasado por situaciones muy difíciles en mi vida académica, algún día, publicaré los detalles con nombres y cargos, solo mi fuerza inquebrantable para luchar por aquello que quiero me ha permitido salir airosa de las duras componendas que he enfrentado pero, aun así, les digo que persigan sus sueños, culminen sus estudios, nadie es más fuerte que usted mismo y si en algún momento, le toca la oportunidad de colaborar en una empresa de educación, ya como docente o en la parte administrativa, póngase en los zapatos de los alumnos pero básicamente, recuerde como maestro que fue lo que lo impulsó a entrar a un aula a compartir el conocimiento y órele al creador para que la humanidad y la humildad sean su eterna compañera en el hermoso proceso de enseñar-aprender.
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