DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Hasta este tiempo del Internet en el que las redes sociales pasaron a convertirse en las difusoras más poderosas de la industria del rumor, las informaciones falsas estuvieron monopolizadas por radiobemba.
En ese sentido, en lugar de difundirse de boca en boca, como antes, los rumores viajan por las redes, a través de los teléfonos inteligentes, a una asombrosa velocidad que los propaga masivamente en un espacio de tiempo sorprendentemente breve.
Conforme al Diccionario de la lengua española de la RAE, el rumor tiene su origen en el latín oris, definiéndolo como sigue: “1. m. Voz que corre entre el público. 2. m. Ruido confuso de voces. 3. M. Ruido vago, sordo y continuado”.
Tal y como se aprecia tanto en la literatura de la antigua Grecia como en la historia del imperio romano, el rumor ha tenido un gran impacto tanto en lo social como en lo político.
Lo anterior se confirma en el hecho de que Aristóteles se refirió al rumor como un chisme que podría tener intenciones maliciosas cuando lo habla alguien que ha sido maltratado. Asimismo, Hesíodo sugiere ser cauteloso con el rumor, por ser travieso, ligero y fácil de levantar, pero difícil de soportar y difícil de eliminar. Por demás, el rumor se difundía en los mercados y se utilizaba en los tribunales atenienses, con el propósito de confundir, respectivamente, a la opinión pública y a los jueces.
Por su lado, los romanos, igual que ahora, no tuvieron límite en el uso del rumor en la actividad política, como lo demuestra la difusión del famoso rumor que persiguió a Julio César durante toda su vida, basado en que mientras se encontraba cumpliendo una misión diplomática, a la edad de 19 años, sostuvo relaciones homosexuales con el Rey de Bitinia, Nicomedes IV.
A pesar de la insistencia de sus opositores políticos, que no tenían otra forma de atacarlo, el célebre emperador romano, que se casó por lo menos tres veces y tuvo fama de mujeriego, no se dejó provocar, aun cuando sus enemigos le pusieron de apodo ‘Reina de Bitinia’, y ‘marido perfecto de toda mujer y esposa de todo hombre’.
Muchas veces el rumor termina siendo verdadero, por lo que es preciso recordar que no todos los rumores son falsos. Como sostienen Darío Páez y José Marques, “un rumor puede ser verdadero o falso, pero siempre se comunica como una verdad extra-oficial”.
No cabe duda de que cuando la incertidumbre se apoderaba de la colectividad, por falta de informaciones veraces en torno a temas de gran interés, el rumor pasa a llenar el vacío mediante la difusión de versiones falsas o verdaderas de los hechos.
Como afirma Marc Argemí, en su obra El sentido del rumor: “El rumor, en redes sociales, es vehículo de hipótesis ante situaciones que no están claras, en las que el encuadramiento no acaba de funcionar bien. No es necesario que lo llamemos por ese nombre: en muchas ocasiones, si las personas que comparten un rumor piensan que lo que están comentando es cierto, no lo denominan rumor. En sentido inverso, una verdad incontestable puede considerarse burdo rumor o propaganda interesada”.
Verificar las informaciones dudosas en los medios periodísticos confiables sigue siendo recomendable en los tiempos de Internet.
ej.olivares@hotmail.com
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