GILBERT GUZMÁN, autor
El presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario Márquez, reunió en el salón multiuso de ese organismo, un domingo por la mañana, como quien no quiere la cosa, más de 160 oficiales civiles de todo el país.
El objetivo de Rosario, según lo explicó, era solicitarle un mayor esfuerzo, para la terminación, primero de la auditoría al registro civil, diseñado para que concluya en un año, y segundo, la agilización del proceso de cedulación, también preparado para que siete millones de dominicanos tengan su documento en doce meses.
Ante todo, este llamado, me sorprende mucho. Bueno- me llama la atención!! Que un presidente de la junta tuviera la capacidad y el liderazgo, algo que honestamente nunca había visto y que otros en su misma posición no habían hecho.
Conversé con un empleado de varias décadas trabajando en la JCE, cuyo nombre no voy a revelar: “aquí los presidentes de la junta no salían de su despacho hablar con los empleados, y Roberto sí, terminó diciéndome la persona”.
Hace un par de semanas observé personalmente en la junta del Distrito, algo que sumado a lo más arriba expresado, deja claramente evidenciado que es un asunto de liderazgo.
Vi al presidente de la Junta conversar con la gente de tu a tu, responder preguntas, las mujeres se le acercaban y le manifestaban, hasta con afecto, admiración, y satisfacción por su trabajo. Eso hay que definirlo como liderazgo.
Y digo que llama la atención la actitud de la gente. Recuerdan ustedes que años atrás, durante el pasado proceso electoral, la figura de Rosario no era bien valorada por un segmento de la población.
“Sed justo lo primero si queréis ser felices”, dijo Juan Pablo Duarte. Es de justeza reconocer la credibilidad de esa institución. Una credibilidad y respeto que han sido ganados con el aporte de los demás miembros que componen ese pleno de la JCE.
Ya la JCE no es la misma de dos lustros atrás. El avance a nivel de robustecimiento de su imagen se ha fortalecido a niveles insospechados.
Nadie pensó que la junta dominicana, y gracias al trabajo de sus miembros, colocara tan alta su credibilidad y dignidad nacional que países como El Salvador, Ecuador, Guatemala, entre otros, pidieran asesoría para sus procesos electorales internos. Esto es algo que no me lo estoy inventando.
Es hasta motivo de orgullo para los dominicanos, aunque la incredulidad no deja ver a muchos sectores la verdadera realidad, y esto tiene una explicación. Hay en el país una cultura de no darle crédito a lo nuestro, eso tiene un problema de origen, el propio Pedro Francisco Bonó lo detalla muy bien en uno de sus escritos. El dominicano es pesimista, no valora lo suyo. Aunque esto sea excelente!!!
Con la credibilidad de la Junta Central Electoral no ganan Roberto Rosario, Eddy Olivares, Rosario Graciano, Cesar Feliz y José Ángel Aquino. Gana el país. Gana la democracia dominicana. Por ejemplo, la palabra fraude en las elecciones ha sido eliminada. En el proceso pasado, mucha gente se manifestó, sin embargo nadie impugnó una mesa, mucho menos el proceso, acción que años atrás era el pan nuestro de cada día, incluso la junta se convertía en el muro de las lamentaciones.
El liderazgo político ha madurado bastante para que esto que hoy estamos contando pudiera lograrse.
Además la fuerza titánica para enfrentar sectores nacionales e internacionales que trataron de destruir la imagen del país para que la sentencia 168-013 no prosperara, Rosario Márquez siempre se mantuvo firme, la muestra es que han tenido que darle la razón. Entonces qué es eso?, ¿Liderazgo o no?.
Pero, cada órgano como la Junta tiene una cabeza, un vocero. Ese vocero ha sido Roberto Rosario, brillantemente se ha manejado, por eso digo que ha influido su liderazgo, si la cosa sale mal, Roberto hubiera sido el responsable. Se la jugó, y se jugó el pellejo. Enhorabuena.
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