El guasón más allá de las películas
SANTO DOMINGO. (AUTORA: Talyam Vásquez, abogada y politóoga).- No soy muy dada a ver películas de súper héroes. Además, para cumplir con el cliché en el que a muchos les gusta encasillar a las mujeres, soy de las que les encantan las películas románticas, las disfruto. Sin embargo, cuando empezó la trilogía de “Batman, el caballero de la noche”, me vi en la imperiosa necesidad de visitar las salas de cine de nuestro país; al ver la tan comentada saga me fui emocionando y más cuando en la segunda parte anunciaron a uno de mis siempre favoritos Heath Ledger, interpretando al Guasón.
Todos lo recuerdan, un sicópata, súper villano, con el que Batman tenía que luchar, fenómeno que reinventa su pasado, pues siempre se ha mostrado confundido con lo que le pasó; de ahí que no se logre entender su apariencia.
Si bien pudieron ver al inicio de la segunda película, comienza con una gran hazaña por parte de este personaje, acompañado de sus secuaces (jokerthugs), los cuales lo ayudan en su labor para robar el banco. Lo curioso de esto, es que cada vez que uno de ellos cumple con la misión asignada es asesinado por el otro, hasta llegar al último, donde el Guasón se encarga de aniquilarlo, para “disfrutar del botín”.
En estos días he pensado en esta representación, en su tristeza, su infelicidad, su desfachatez y como el no comprender el mundo, lo llevó a convertirse en ese súper villano. He visto tantas cosas cambiar, tantas personas develando su propio ser, que he llegado más que a pensar, a afirmar que no necesariamente se necesita tener la cara blanca, el pelo verde y una sonrisa forzada (literalmente) para ser el Guasón; hay muchos jugando a él, haciéndose acompañar de sus adeptos en cualquier lugar.
Ese Guasón del que les hablo, es un individuo que se la pasa la mayor parte del tiempo fastidiando y el otro momento que le queda, ideando los mecanismos para molestar y destruir, su elixir de vida es la mortificación de los demás, hastiar a todos a su alrededor, es fácilmente identificable, critica y no aporta, no puede hacerlo mejor, le fascina atemorizar y sembrar el caos, se hace acompañar de sus matones de esperanza e ilusión.
Lo triste de este personaje y sus compinches es que no entienden que sus roles de súper villanos pronto se acabarán; él se encargará de eliminar a sus seguidores bien hayan concluido su misión, y al final vendrá un superhéroe que si no lo elimina del todo, por lo menos se encargará de neutralizarlo y de poner en alerta al entorno de lo que es.
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