SANTO DOMINGO.- El presidente Danilo Medina es una persona de poco hablar, pero firme en sus convicciones y planteamientos.
Mide muy bien las repercusiones de sus intervenciones públicas, ahora como Presidente de la República, antes cuando un simple dirigente político.
Y ha sido claro en sus exposiciones sobre la situación de República Dominicana frente al caso de Haití.
El presidente Medina ha ratificado ante la comunidad internacional representada en las Naciones Unidas, cuando se reunió el pasado viernes con su secretario general Ban Ki Moon, que el país no puede cargar con Haití, como se ha venido presionando desde el extranjero.
Los organismos internacionales han pretendido que el Gobierno de Medina otorgue la nacionalidad a más de un millón de extranjeros que viven en el territorio dominicano en situación migratoria irregular, inclusive hasta al margen y en violación de las disposiciones legales.
Nuevamente el Mandatario dominicano se ha engrandecido al ratificar la solidaridad mostrada por República Dominicana para que Haití pueda superar su estado de pobreza y marginalidad social y económico, pero nunca el país puede ni podrá cargar con la suerte de los haitianos.
República Dominicana debe continuar con su plan de regularización de los extranjeros de acuerdo a las disposiciones legales que se aplican desde el Gobierno, como forma de normar el estatus de los ciudadanos de otras naciones que se encuentran en el territorio nacional al margen de la supervisión y regulaciones de las autoridades, y como -bien dice el Presidente- quienes no acaten lo establecido, entonces deberán acogerse a la política de deportación que sería aplicada a partir del 15 de junio.
Esta firmeza del presidente Medina lo engrandece y revela su preocupación por la situación que vive el país ante el caso de Haití. Pero, como ha precisado el Mandatario, República Dominicana puede ser solidaria con los haitianos, pero nunca cargar con su suerte.
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