SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Las circunstancias obligaron al presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, a presentarse ante el país con un discurso sobre los comicios del pasado 15 de mayo. Sencillamente, expuso su visión personal sobre lo que considera hubo en ese proceso, ya que la alocución no se hizo de manera institucional, por no haber sido aprobada por el Pleno de ese organismo.
Es decir, que Rosario dijo que lo quiso sin el conocimiento de los demás miembros titulares, como son Eddy Olivares, José Ángel Aquino, Rosario Graciano y César Féliz Féliz. Así lo hizo constar Aquino en declaraciones exclusivas que ofreció a Noticias Telemicro el pasado viernes.
¿Entonces, qué buscaba Rosario con ese discurso de 27 páginas? ¿Pagará la Junta la intervención de casi una hora de Rosario en varios canales de televisión? Son interrogantes que esperan respuestas.
Sin embargo, en su intervención televisiva el presidente de la JCE sólo se limitó a esbozar las cosas que entienden forman parte de su verdad, como la transparencia de las elecciones y el cumplimiento en todo lo que tiene que ver con lo organizativo. La valentía de los presidentes y secretarios de las juntas electorales fueron otros temas abordados. Y nuevamente, ratificó su total defensa al uso del escrutinio electrónico. Nada nuevo, serían muchos.
La expectativa estuvo en que abordara las denuncias de irregularidades que han formulado los seis candidatos presidenciales que concurrieron a esas elecciones, además de responder a una intimación entregada a la Junta para que ofrezca certificación sobre el conteo manual que se hizo en los colegios. La denuncia de fraude en los municipios de Santo Domingo Norte, Santo Domingo Este y otros lugares del país. Está también la anulación de más de 239 colegios en el municipio Santo Domingo Oeste. Las irregularidades presentadas por candidatos por el municipio de Pedro Brand. El supuesto trastrueque de votos de un partido a otro.
Rosario debió explicar las disparidades que existen en muchas actas de votaciones en varios recintos electorales, denunciadas por partidos de oposición, como que también hubo más votos que electores en algunos sitios. Existe un documento de la oposición que avala sus reclamos que no han tenido respuestas concretas.
El caso grave de su discurso radica en su denuncia de que hubo sectores que intentaron un boicot contra el desarrollo de las elecciones del 15 de mayo.
Lo correcto es y sería, en medio del cuestionamiento generalizado que hay de los resultados ofrecidos por la JCE, que Rosario asuma la responsabilidad de citar con nombres y apellidos quiénes habrían tramado un atentado contra la democracia y la institucionalidad.
Además, existe la prevaleciente de la Ley Electoral para actuar ante los tribunales correspondientes en caso de ser ciertos los argumentos de Rosario sobre esos sectores oscuros que pretendieron abortar el proceso electoral.
Hay cuestionamientos serios que aun la Junta Central Electoral debe responder ante el país, mientras crece el clamor casi generalizado de que sus actuales miembros deben ser destituidos por la poca o ninguna confiabilidad que ahora despierten entre los partidos y gran parte de la ciudadanía.
Ellos, creemos, no deberían esperar a que el Senado proceda a su sustitución por otras personas más idóneas, sino que deben presentar renuncias tan pronto concluya el atolladero que fueron las pasadas elecciones presidenciales, congresuales y municipales.
Pocos creyeron lo expuesto por Rosario en su discurso.
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