SANTO DOMINGO.- Los problemas y las diferencias entre República Dominicana y Haití son ancestrales. Vienen desde el mismo inicio del nacimiento de las dos naciones.
Sin embargo, en los últimos años existen fricciones peligrosas en las relaciones entre los dominicanos y los haitianos que deben llamar la atención de la colectividad.
Hay un masivo éxodo hacia el lado dominicano que pone en peligro inclusive hasta la supervisión de este país, cuando Haití marcha cada vez hacia el despeñadero institucional y democrático.
Las autoridades deben prestar un enfoque más razonable a lo que ocurre en el vecino país y que tiene peligrosas repercusiones en este litoral.
Los incidents violentos escenificados por los haitianos en la franja fronteriza, de ambos lados, no pueden dejarse pasar como hechos aislados, cuando en estos casos está un atentado perpetrado contra el personal dominicano en el Consulado acreditado en Anse-Au-Pitre.
Parece, y las dudas cuelgan por el aire, que hay grupos interesados en desestabilizar a República Dominicana cargándola con la tragedia de los haitianos. Parece, y no hay temor en decirlo, que ciertamente existen planes para materializar la unificación de los países de manera pacífica.
El pueblo dominicano ha sido muy solidario con el pueblo haitiano, cuyas autoridades no desaprovechan ninguna situación para pretender perjudicar la imagen de nuestro país y así incrementar la lástima de la comunidad internacional, en lugar de enfocarse en resolver la problemática social, económica e institucional del vecino país. Se quiere que desde el exterior se solucionen los males ancestrales de los haitianos.
Y lamentablemente, República Dominicana debe reaccionar y percatarse de los planes oscuros que se tejen para lesionar la soberanía nacional. Por la frontera los haitianos cruzcan en masas, quebrando el derecho que tiene el país para aplicar una rígida política migratoria.
Hay que mirar hacia la frontera, y miremos para entender la gravedad que implica el éxodo de los haitianos, en masas, se diría, y podría ser tarde cuando los dominicanos querramos reaccionar.
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