DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- El país está regido por un orden jurídico y político establecido en la Constitución.
Cada cuatro años deben existir las condiciones para la alternabilidad en el poder político, de acuerdo a nuestra Carta Magna.
Las instituciones bajo la sombrilla de la Constitución tienen la obligatoriedad de cumplir con los mandatos legales y también las directrices del Poder Ejecutivo.
El país goza de estabilidad social, política y económica, pese a nuestro débil fortalecimiento institucional, en el marco de un proceso tortuoso matizado más por las coyunturas partidarias.
Pero se ha avanzado, aunque muchos sectores esperan que fuera a una marcha más precipitada.
Dentro de ese contexto es inexplicable que surja un grupo de intelectuales y de activistas sociales que exija la renuncia del presidente Danilo Medina.
No existe ninguna coyuntura en total descontrol que obligue al Mandatario a desistir de los más de tres años que restan a su actual gestión.
Si bien el caso de los sobornos de la constructora Odebrecht ha lesionado los cimientos mismos de la institucionalidad del país, con secuelas de gran envergadura en el espectro político, las circunstancias no han llegado al extremo de que el país pueda ser sumido en un caos legal con la obligatoriedad de una renuncia del Presidente de la República.
Constituye, a todas luces, una imprudencia el documento suscrito por intelectuales y activistas sociales para pedir la dimisión del gobernante.
El proceso democrático e institucional del país no puede ponerse en peligro ni en un hilo del descarrilamiento por el estado de malquerencias que han anidado sectores adversos al presidente Medina y al Partido de la Liberación Dominicana.
El mejor escenario para expulsar a Medina y a su partido del poder lo representan las elecciones presidenciales de 2020. Fuera de esa coyuntura sería una aventura que solo vendría a sembrar un estado de desasosiego y de incertidumbre en el orden constitucional y político.
Los sectores democráticos deben garantizar que Medina concluya el periodo para el cual fue elegido y, aprovechando la oportunidad de los comicios de 2020, preparar una plataforma opositora que capte la voluntad mayoritaria de los dominicanos.
Motivar otro escenario, diferente al establecido en la Constitución, puede ser una aventura muy peligrosa.
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