SANTO DOMINGO.- La sociedad dominicana ha quedado estremecida con las revelaciones conocidas sobre las operaciones que caracterizaron el allanamiento y posterior robo-venta de los 930 kilos de cocaína por parte de oficiales de la Dirección Central Antinarcóticos de la Policía Nacional y dos ex fiscales de la provincia Santo Domingo.
El caso es sumamente grave desde el punto de vista moral y hasta institucional. Obliga a una reflexión seria sobre la marcha de la sociedad, principalmente por el interés que muestran muchos ciudadanos al dinero fácil y a la ostentación de bienes materiales.
El sacrificio y el esfuerzo han dejado de ser el norte para alcanzar metas, y quienes logran la acumulación de riquezas son los modelos de los jóvenes.
Que autoridades del Dican estén envueltas en el robo y venta de cocaína incautada en una residencia del ensanche Isabel, el pasado 27 de septiembre, amerita que el Estado motorice la eliminación de ese organismo calcinado por la corrupción y quienes estén implicados reciban las sanciones más severas.
Este domingo se publica que Brasil y Holanda decidieron suspender relaciones con Indonesia por el simple hecho de que en este último país fueron ejecutados cinco extranjeros que estuvieron vinculados al tráfico de drogas. La presidenta brasileña Dilma Rousseff y el ministro de Relaciones Exteriores de Holanda, Bert Koenders, alegan que la pena de muerte no se justifica por ser una negación inaceptable de la integridad y dignidad humana.
La respuesta del presidente de Indonesia, Joko Widoko, a Rouseff y Koenders, fue clara y contundente: “La guerra contra la mafia de la droga no se puede llevar a cabo con medidas tímidas, porque las drogas han arruinado la vida de los drogadictos y de sus familias”.
Esta visión del presidente de Indonesia hace falta en República Dominicana. Ser drástico contra quienes violenten las leyes sin importar la estirpe social, económica o política. Es decir, hay que abandonar la doble moral y la timidez por los nombres sonoros y el amiguismo.
El imperio de la ley es lo único que puede salvar al país de las garras de las drogas y del narcotráfico, principalmente contra las autoridades que se actúen en complicidad en provecho personal, como fue el caso de los oficiales y de los dos fiscales adjuntos con la droga de la Dican.
En caso contrario, el país seguirá perdido.
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