Diario de guía/Autor: Talyam Vásquez
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La semana pasada en la universidad, me tocó trabajar con mis alumnos, los temas sobre la familia y el control social. A raíz de ello, les pedí, que en sus casas leyeran más sobre el tema y que buscaran información, sobre cómo había evolucionado la familia para que luego, pudieran hacer una reflexión sobre la actual familia dominicana.
Los resultados de esa asignación fueron interesantes, las palabras que abundaban eran las siguientes: división, límites, distanciamiento, emociones, grandes desafíos, menos diálogo, violencia, roles, modelo de rol, pérdida del respeto etc. Me sorprendieron en realidad las respuestas pues, a pesar de ser tan jóvenes muchos de ellos, sus justificaciones para utilizar esas palabras, parecieran provenir de personas de mucha experiencia.
En otra asignación les requerí que leyeran un artículo que les envié, titulado “el consumo de alcohol en la Universidad”, para que luego respondieran: ¿por qué los jóvenes consideraban las prácticas de alcohol como algo normal? y ¿cuál mecanismo de control, si formal o informal, ellos preferían para frenar esta práctica?
Las respuestas en su mayoría fueron las siguientes: influencia de los grupos homólogos, la autoridad lo permite, presión de grupo, para ser aceptado, entre otras. Reconociendo, que obvian aspectos importantes como la salud física y mental por la adicción que esto puede causarles. Como mecanismo para frenar esta práctica, sorprendentemente la mayoría prefirió el control social formal.
Esta semana fue de un aprendizaje muy gratificante, a pesar de no tratarse de una encuesta, ni haber sido asignada la tarea con el objetivo de obtener conclusiones, pude notar como estos jóvenes ven la institución familiar y la preocupación que esto les provoca, asimismo, verifiqué que le dan importancia a la autoridad a través del control social formal, permitiéndome esto, emprender una investigación para determinar si efectivamente la rebeldía de la que tanto hablamos, es tal cual en nuestros jóvenes o, es que el método para imponer las sanciones debe ser revisado.
Les digo que de ellos hay mucho que aprender, y aunque las aulas están llenas de personas sumamente maduras, estudiosas, con una capacidad de análisis tremenda, creo que lo que tenemos que hacer es darle las técnicas para que sean ellos quienes saquen sus conclusiones y construyan sus conceptos e ideas.
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