Cuidar las instituciones
DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- El proceso electoral actual ha demostrado ser un gran reto para las autoridades y la ciudadanía, que reclaman y necesitan un proceso de calidad, donde primen la paz y la estabilidad, con resultados irrefutables, como base sustancial para el fortalecimiento de la democracia.
Las circunstancias actuales colocan al país y a sus instituciones en un momento delicado, donde la prueba evidente del avance de la República Dominicana descansará en el poder que los ciudadanos les atribuyen a sus instituciones, que no es más que la credibilidad que generan las acciones de estas cuando cumplen el mandato de la ley.
Tenemos que rescatar a la política como campo de batalla para el desarrollo de los individuos, como el espacio idóneo para el debate de las ideas, de las situaciones y retos que enfrenta el colectivo y, sobre todo, como proyecto común que nos une como nación.
Para retornar a la esencia de la democracia, tenemos que cuidar de sus instituciones. No es posible para el pueblo dominicano disfrutar del gozo igualitario de los derechos, si no existen instituciones con el prestigio y la credibilidad necesarias, para asegurar el respeto de los derechos ciudadanos.
Decía Pericles en la antigua Grecia que una democracia debía asegurar que “cualquiera que se distinga en algún aspecto puede acceder a los cargos públicos, pues se lo elige más por sus méritos que por su categoría social; y tampoco al que es pobre…se le impide prestar sus servicios a la patria, si es que tiene la posibilidad de hacerlo”. Para preservar los elementos sagrados de la democracia, tenemos que asegurar la salud de sus instituciones.
Hoy en día, la oposición quiere cuestionar las instituciones de la democracia, haciendo creer que de esa manera están del lado de los intereses de pueblo. Nada menos cierto. Estas acciones lo único que buscan es condenar al país a un futuro de inestabilidad social, donde no exista cohesión social. Veámonos en el espejo de otros países que han pasado por la penosa situación de vivir situaciones de esta naturaleza. Han terminado en el atraso, en la inestabilidad económica y en el resquebrajamiento social.
La democracia como concepto no se puede definir sin pensar en las instituciones que la conforman, de hecho, el sistema democrático solo es tan fuerte como lo son sus instituciones.
Ahora bien, el proceso electoral actual deja claro que a lo que estamos llamados es a prestar atención a la cultura política, definida como la actitud de los individuos hacia el sistema político y el papel que juegan como individuos dentro del mismo. ¿Qué podemos hacer para que los ciudadanos sean parte y protejan el sistema democrático y sus instituciones? ¿Cómo podemos asegurar las garantías razonables a los ciudadanos para que el interés superior de la sociedad no resulte afectado en la competencia democrática?
El éxito de los procesos electorales de marzo y mayo restaurarán credibilidad al órgano electoral. Pero luego de agotado el cronograma electoral, nos toca emprender la ardua tarea de recuperar la confianza de los ciudadanos hacia los partidos y las demás instituciones del sistema.
En un país como el nuestro, que aspira a continuar en los senderos del desarrollo, no podemos dejar a un lado la necesidad de atender la insatisfacción de los ciudadanos con la democracia, pero debe hacerse cuidando a sus instituciones que son los pilares que sustentan la estabilidad social.
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