DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Este domingo (seis de junio) concluye la masiva jornada especial de vacunación que fue iniciada el pasado jueves con un activismo muy pronunciado por parte del presidente Luis Abinader, el principal abanderado y promotor para que los ciudadanos acudan a los centros para inocularse contra el Covid-19.
La respuesta, a juicio del propio Mandatario, ha sido exitosa, con una participación muy destacada de ciudadanos que han decidido acatar el llamado de las autoridades para protegerse contra el contagio del virus, tras la advertencia del Ministerio de Salud Pública sobre la circulación de las variantes SARS-Covid-2 de Brasil y del Reino Unido, con altos niveles de peligrosidad.
La realidad es que el Gobierno ha garantizado las dosis de primera y segunda vacuna, por cuya razón nadie puede alegar alguna dificultad para estar inmunizado contra el contagio o el peligro de perder la vida, en virtud de que más de millones de antídotos han sido canalizados por el presidente Abinader por medio de China, de la farmaceútica de AstraZeneca o de Pfizer.
El Jefe del Estado ha ofrecido un dato alentador: 5 millones de dominicanos ya cuentan con las vacunas. Esta información es muy tranquilizadora, ya que hace varias semanas que Abinader había revelado que un 40 por ciento de los ciudadanos tenía resistencia para acudir a los más de 1,500 centros habilitados en todo el territorio nacional.
La jornada especial de vacunación programada solo para el Distrito Nacional y las provincias Santo Domingo y San Cristóbal ha sido una iniciativa que ha venido a estimular a ciudadanos de otras zonas del país a salvaguardar su salud con las dosis proporcionadas con una alta inversión de recursos.
El trabajo del Gabinete de Salud y del Ministerio de Salud, sin excluir al presidente Abinader en persona, ha sido encomiable. Los resultados han sido positivos y a paso a paso se logrará la meta de inmunizar al 80 por ciento de los habitantes a más tardar en diciembre venidero.
La ciudadanía viene asumiendo la conciencia sobre lo vital de inmunizarse, ya sea para proteger su propia vida o para salvaguardar la integridad de sus familiares. Sin importar la causa motivadora, lo cierto es que el Gobierno despliega todos sus esfuerzos en el objetivo sagrado de suministrar la vacuna y así preparar al país a una recuperación económica plena, para motorizar el desarrollo que se necesita para la generación de empleos y garantizar los recursos que contribuyan a erradicar problemas tan ancestrales como la pobreza y el analfabetismo, así como los males de la salud.
Vamos por el camino correcto. La ciudadanía también da ejemplo del civismo que se esperaba.
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