ARTÍCULO/El ego de Leonel lo lleva a la tumba
SANTO DOMINGO.- En nadie cuadra más la idea de que la vanidad borra la inteligencia que en el expresidente Leonel Fernández. Su más reciente discurso denota el abismo en que ha caído y del cual, debido a los pasos desacertados que ha dado, ya no podrá librarse.
Con las circunstancias políticas más adversas que alguien pudiera tener, y a sólo cuatro años de haber encabezado una de las administraciones más funestas y oscuras de toda la historia, el expresidente se ha empecinado en retornar en un breve tiempo. El Palacio Nacional es su obsesión, el volver a ser presidente se ha instalado en un cerebro en el que la fiebre no le deja ver que es casi un imposible. Es el espejismo el que lo conduce, y camina certeramente como las vacas atontadas por la sangre de sus compañeras, hacia un matadero.
No ha valido que el actual presidente de la República Dominicana Danilo Medina goce de uno de los niveles de popularidad más altos y que su propio partido lo aúpe, para que Fernández haya tomado el camino de la reflexión y la lógica y desista de sus aspiraciones y deje de ser el obstáculo.
Empujado por un ego que un día lo lleva a compararse con Buda, y otro no muy distante, con Jesucristo o a citar sin el más mínimo sonrojo a José Martí o a Abraham Lincoln, Fernández se cree por encima de todo, y en ese creerse está su perdición, como la estuvo la República cuando él fue el Presidente.
El más reciente discurso del expresidente Leonel Fernández lo pinta de cuerpo entero. Es un hombre dominado por la ambición y que hace mucho tiempo se desconectó de la realidad. Y no son nada claros ni transparentes.
¿Cómo se atreve Fernández presentarse como un defensor de la Constitución de la República cuando él fue uno de los artífices defensores del infame préstamo de la Sun Land de más de 100 millones de dólares, el cual violó la Carta Magna? Se olvidó de esto. Hay que tener mucha cara dura para ahora querer hacer el de legalista.
Pero, claro, las velas de barco de Leonel Fernández hace mucho que la dejaron de empujar el viento de la inteligencia. Una brisa de ilógica, soberbia y egocentrismo conduce ese velero que quiere llegar a un puerto sin que existan las más mínimas condiciones meteorológicas.
Que nadie está en Leonel y su grupo, al parecer él no lo entiende y no quiere darse cuenta. El exmandatario es un muerto político, su propia tumba él ha cavado, y el discurso que dirigió a la nación, echó una pala más de arena a su hoyo.
Si el volver al poder es un compendio de estrategias y estudiados pasos, el intuir cuando retirarse es un arte, pero en estas lides, Leonel ha demostrado que es un rústico artesano, y en las lides políticas, las manos y las visiones de artistas son requeridas.
AUTOR: Eloy Alberto Tejera, escritor y periodista
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