SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En los últimos meses la campaña electoral ha puesto sobre la mesa el tan laureado tema de la “Discriminación Positiva” y la cuota del 33% de postulaciones a cargos públicos que debe ser otorgada a la mujer por los partidos y organizaciones políticas, pero si esta discriminación positiva es aplicada para mejorar la calidad de las autoridades estatales, congresuales y municipales, así como para enfatizar la inclusión, integración y la participación de un sector marginado hasta el momento por la política tradicional, ¿por qué no extrapolar estas medidas a otros sectores de la sociedad, que si bien son minoría, representan un verdadero cambio y una nueva visión?
Este sector no es más que el de la juventud dominicana. Según nuestra Constitución en sus artículos 79 y 82, uno de los requisitos para ser diputado y senador de la República, respectivamente, es ser mayor de 25 años de edad y para Presidente, la misma Carta Magna en su artículo 123 establece que la edad mínima debe ser de 30 años. Sin embargo, actualmente los candidatos a la Presidencia de la República para las elecciones de mayo próximo tienen edades desde los 48 hasta los 64 años de edad.
La Ley 49-00 sobre Juventud, en su artículo 3, considera joven a la persona con un rango de edad de 15 a 35 años. Esta misma ley establece en su artículo 14 que la política sectorial de participación tiene como finalidad: “Incrementar la incorporación de los y las jóvenes en los espacios formales de participación social y política que versan sobre los diversos tópicos del acontecer nacional.” Agregando también en su artículo 23: “Todos los y las jóvenes dominicanos / as, tienen derecho a la participación democrática y a integrarse en los procesos del desarrollo social en los distintos espacios y escenarios económicos, sociales, políticos y culturales que conforman la vida nacional. El Estado velará por el cumplimiento de éste derecho.”
Sin embargo, salvo contadas excepciones en aspiraciones a la Cámara de Diputados, ni el Estado, ni los partidos políticos, ni la sociedad velan por la inclusión y la participación de los jóvenes en la vida política dominicana.
Muchos atribuirían la poca participación juvenil a la inexperiencia y poca preparación que se puede tener a la edad de 25-30 años, con relación a la necesaria para gobernar un país, condición que no es del todo cierta, pero que sí puede ser un punto válido, si se razona desde la perspectiva de preparación académica y capacitación política de los candidatos mayores como inversa a que los resultados obtenidos hasta el momento sean satisfactorios, situación que no es real ya que los políticos tradicionales sin distinción de ideología o partido no han logrado completamente los objetivos prometidos ni llenado las expectativas del pueblo que los eligió.
El fenecido líder del Partido Revolucionario Dominicano, José Francisco Peña Gómez, propuso que el 25% de las candidaturas y participación política fuera designado para el sector de la juventud, propuesta que nunca fue acogida y que hoy en día, gracias al auge de la “Discriminación Positiva” que tanto se ha aplaudido, puede retornar a la mesa del dialogo y ser analizada para su aplicación y actualización al contexto nacional y al panorama político y social de hoy en día. Esto gracias a que la Ley de Partidos se encuentra en estado de limbo y no ha sido aprobada todavía.
¡Ojalá! que alguien se empodere y se vista con la armadura de protector de la juventud dominicana, solicitando la inclusión en la olvidada Ley de Partidos de un artículo que vele por la real participación e inclusión de la juventud dominicana en la vida política nacional.
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