RIP por el voto automatizado
DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Una corriente de opinión que se identifica con el Gobierno y el Partido de la Liberación Dominicana ha pretendido constituirse en mayoritaria para empujarle a la población los supuestos beneficios institucionales del voto automatizado o electrónico, sobre la base de que resulta más avanzado y democrático que el manual.
Como parte de ese empeño se ha llegado a decir que si en las próximas elecciones de febrero y mayo se utiliza el voto con boleta y marcado se estaría retrocediendo, pues ese sistema pertenece al pasado.
Lo que se pretende con esa afirmación es que un sistema de vanguardia como el automatizado se debe imponer porque de lo contrario volveríamos a una suerte de prehistoria electoral.
Sin embargo, nada más falso y ellos lo saben. La cultura electoral y la democracia de nuestro país se han afincado sobre la base del voto manual, el cual ha sido ejercido con diferentes modalidades de boletas tal como sucede en la inmensa mayoría de países, algunos de los cuales han intentado usar las facilidades tecnológicas para el ejercicio del sufragio pero han desistido.
Uno de los más radicales fue Alemania donde luego de ser probado se optó por prohibirlo de manera definitiva haciéndolo constar en su constitución.
De hecho, el voto automatizado sólo se usa en unos cuantos países, y es posible que en el futuro cercano también sea desestimado debido a la cantidad de opiniones de voces autorizadas que advierten sobre la vulnerabilidad en un mundo donde se la delincuencia virtual ha logrado atacar los sistemas informáticos de organismos con mecanismos de seguridad altamente resguardados en Estados Unidos y otras naciones, lo mismo que importantes bancos que prefieren gestionar en silencio las cuestiones para no alarmar.
En una decisión que considero razonable, el presidente de la Junta Central Electoral aclaró hace unos días que el voto automatizado sería posible si se lograba el consenso de las organizaciones políticas, lo que nos lleva a suponer que ese consenso sólo sería posible si se cumplen una serie de requisitos como auditoría previa, verificar el 100% de las boletas impresas, no transmitir resultados mientras haya votantes en los centros, impedir, radicalmente, el ingreso de personas tras sellar los recintos, y fijar las 8:00 de la noche para el cierre del sufragio aun queden personas por votar.
No vemos la razón objetiva por la cual la Junta Central Electoral pudiera oponerse al cumplimiento de estos u otros requisitos que le pudieran presentar los partidos, si su papel se circunscribe a administrar los procesos electorales en los cuales las organizaciones representan la parte medular.
O sea, que si caer en necedades, los partidos políticos tienen la facultad de exigir el cumplimiento de garantías por parte de la JCE y esta no se debe ofender ni asumir que contra sus integrantes se está sembrando duda sobre su integridad e idoneidad.
Lo que sucede es que hay experiencias que dejan traumas y secuelas muy difíciles de ser borradas. Y la del seis de octubre es una de ellas.
Es decir, que si no se cumplen esas previsiones—el desastre en las primarias abiertas del PLD, no así en las cerradas del PRM, está más que comprobado aunque se argumente lo contrario—no se puede pensar que los afectados acepten como si nada pasó que en las próximas elecciones la JCE utilice el sistema fallido. Así que, adiós voto automatizado.
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