Ojalá sea real por Pedernales
DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Ninguna región de la República Dominicana ha esperado tanto para su despegue definitivo como el sur, cuyos recursos naturales nada tienen que envidiar a las demás zonas donde ha habido atención oficial y agallas del sector privado para emprender proyectos generadores de riquezas.
Pero el sur ha carecido de eso que muchos llaman suerte y que no es más que estar en el lugar correcto en el momento preciso.
En el caso de nuestra región, la falta de suerte ha estado ligada a la falta de visión de los líderes fundamentales en los diversos órdenes, quienes han preferido dirigir sus esfuerzos hacia otras zonas del país donde sus inversiones pueden generar la rentabilidad que persigue el capital.
La introducción que antecede viene a propósito del anuncio formulado la semana pasada por el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, dando cuenta de que ahora sí están creadas las condiciones para la explotación de los recursos turísticos de la provincia de Pedernales, luego de que la Suprema Corte de Justicia emitiera sentencias definitivas relativas a la litis sobre los terrenos en disputa.
Sin embargo, como doliente de la provincia sigo tomando el asunto con cierta prudencia, pues no es verdad que ningún inversor extranjero va a meter un dólar donde existan aún sean residuos de litigio judicial, y tomando en cuenta que por tratarse de un asunto que envuelve el derecho de propiedad, es seguro que quienes sucumbieron en el proceso van a llevar su diligencia ante el Tribunal Constitucional.
Así las cosas, y si bien el caso está en un estado avanzado para una real y definitiva resolución, todavía quedan puntos por determinarse y que van a dilatar el despegue.
En las condiciones actuales de la cuestión Bahía de las Águilas y zonas vecinas, sigo considerando que la solución más viable era aquel acuerdo que el presidente Danilo Medina ordenó firmar, muy a comienzo de su gestión 2012-2016, consistente en el reconocimiento de un 40 % de los terrenos a los poseedores de títulos de propiedad y un 60 % para el dominio público, el cual—de haberse mantenido y el jefe del Estado no dejarse tumbar el pulso por dos o tres “líderes de opinión”—probablemente tendríamos en Pedernales una explotación turística muy avanzada.
Han pasado seis años desde aquel domingo en que la Presidencia convocó a varias decenas de periodistas para darnos a conocer el acuerdo y edificarnos sobre la viabilidad y pertinencia del mismo, tiempo que se perdió mientras Pedernales languidece y ningún líder de opinión ha estado allí para auxiliar a nuestra gente.
De todos modos vamos a cruzar los dedos y a esperar que ahora sí sea verdad tanta belleza.
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