Un visión de ensueño en un país que profesa y no profesa, tema: la reelección
SANTO DOMINGO: (AUTOR: Gilbert Arturo Rojas Riguad).- 8 de la mañana, 16 de agosto de 2015. Un día en completa calma, pero lleno de expectativas. Los medios de comunicación están a la espera de que el señor Presidente haga su llegada y pronuncie el discurso que cada año en su rendición de cuentas debe ofrecer ante el Asamblea Nacional y la nación dominicana.

Algunos hogares tienen sus radios encendidos, otros buscan algo para ver en la televisión, pero la transmisión es unísona y la cadena opaca todos los medios del país. Es de esos pocos días que la publicidad no tiene peso, y pase lo que pase, el discurso del Presidente es prioritario. Los comentaristas, politólogos, sociólogos y demás se adelantan a los hechos y dan su opinión sobre de lo que podría tratar el tema; en esta ocasión en miras al tercer año de Gobierno de Danilo Medina. Ninguno, como siempre, le atina, pero aun así le pagan por eso.
10 de la mañana. Llega el Presidente. Las cámaras lo siguen desde el punto de entrada. Se puede observar como todos los amigos, allegados, funcionarios y demás lo saludan, casi no lo dejan caminar. La sonrisa del Presidente parece pintada, como siempre; pero avanza, hasta que por fin llega, con su banda presidencial colgada del cuello hasta el cinto, al lado de la actual presidenta del Senado, Cristina Lizardo, quien lo recibe con un abrazo, lo mismo hace el presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, y no se nos puede escapar el saludo de la vicepresidenta Margaria Cedeño de Fernández, en fin.
El protocolo termina, los discursos pasajeros son pronunciados, todos esperan para que hable el Presidente, hasta que por fin tiene la palabra. El telepronter parece estar un poco más cerca, o con letras más grandes, porque las palabras del Presidente son más firmes. Menciona a todos, no se le escapa nadie; y bueno, aquí va: Habla del problema de la luz, (que por cierto este día nunca se va en todo el país); de la salud, nos envuelve con un poco de tecnicismo, para desorientarnos un poco, quizás lo aprendió de su antecesor; mete el tema de la “creciente economía”, y su gran logro en la educación; en fin, hasta que llega el clímax de la cosa, el punto, la reelección: “…muchas veces mantuve mi postura y fui claro en cuanto al tema de la reelección, pero como todos sabemos, en cuatro años no se puede realizar un buen mandato presidencial….” etc., etc., etc.
MUCHOS LA HAN VENDIDO COMO UN CUCO, UN MAL DE DÉCADAS. ALEJAN EL MIEDO A CAER EN DICTADURA, COSA QUE DA RISA. HABLAR DE ELLA A INICIOS DE UN MANDATO ES CLAVARSE UN CHUCHILLO, APARENTEMENTE, PORQUE NADIE TOCA EL TEMA. BALAGUER LA NEGO, HIPÓLITO LA NEGÓ, PROBABLEMENTE HASTA TRUJILLO LA NEGÓ, ACTUALMENTE TAMBIÉN SE NIEGA, PERO ES UN HIJO QUE AL FINAL, TODOS AMAN
Todos aplauden, ovación de pie, el Presidente intenta continuar con su discurso, pero tiene que hacer una pausa para permitir que todos los presentes se expresen. Los periodistas comentan, dicen que sabían que eso era de esperarse, claro, ¿quien lo puso en duda…? En un momento el panorama político de la nación cambia, pronto hay que modificar la Constitución, ya los medios impresos diseñan las portadas del día, las ventas aumentarán, las redes sociales se congestionan, los medios digitales linkean hasta que jartan. Las farmacias harán su apogeo, pastillas para los dolores de cabeza y otros males. El pueblo ya tendrá un tema para distraerse y olvidarse de los males. Fin de la historia.
Lo dicho anteriormente es lo que probablemente pueda pasar en agosto de 2015, cuando apenas falte un año para que termine el mandato presidencial de Medina. La reelección, un tema que prácticamente es un dolor de cabeza para políticos, religiosos, deportistas, y entiéndase todo lo que respire en el territorio dominicano.
Pero, ¿en qué punto de nuestra historia se satanizó la reelección? La campaña anti-reeleccionista que llevarra el Partido Revolucionario Dominicano para hacerle oposición al extinto líder reformista Joaquín Balaguer fue, sin duda alguna, la culpable.
Las grandes naciones, y las pequeñas, no redundan ni abundan ni quedan petrificadas ante este “cuco” que han inyectado los políticos dominicanos para justificar el no continuismo en un país continuista, con un partido que quiere perpetuarse en el poder aun con diferentes figuras. México, por ejemplo, sufrió una embestida de 73 años con un mismo partido en el poder, podría decirse que era un tipo de monarquía disfrazada, o de alguna clase de dictadura democrática y sumió hasta la fecha a esa nación en lo que hoy es, (silencio). Y es lo que aparentemente anhela el partido morado, ¿recuerdan la parte en que el expresidente Leonel Fernández dijo que “el PLD durará 20 años más en el poder”?
El extinto José Francisco Peña Gómez luchó en contra de la reelección, ese quizás es uno de sus más grandes legados, en realidad, y es de suponerse, era su tema principal para hacer oposición; pero solo eso, puesto que en uno de sus discursos más memorables afirmó que en ocasiones la reelección es necesaria. Pero, si más no es cierto, en nuestra media isla, se vende como un cáncer, quizás, porque los años pesan, muchos calculan que cuatro años es demasiado, y ocho una eternidad, “entonces cuando llegará mi turno”, supongo.
Hoy se va calentando el tema, la reelección, los medios susurran, los politólogos plantean sus postulados, los políticos la necesidad; el pueblo, bueno, el pueblo es bruto, ciego, sordo y mudo, pero lo cierto es que la idea ya está en la cabeza del presidente Medina; muchos piensan que a razón de las sugerencias, o quizás a raíz de los resultados de las encuestas que se manejan a discreción, o que se detiene a leer enrollados artículos de opinión como este, ya quisiéramos, pero la gran verdad es que, como político, cuando se busca un bien genuino por una nación huérfana como la nuestra, reelegirse, no es un pecado, total, dijo Carlos Garder que 20 años no es nada, que no serán apenas cuatros más; bueno, después hablamos.
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