El fracaso de los pactos
DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- La realidad me lleva a ratificar algo que he abordado en distintas ocasiones y no me cansaré de repetir: la principal reforma que necesitamos como sociedad es ontológica focalizada a la transformación de los entes humanos que la integran para impulsar una nueva ciudadanía.
Conciencia cívica, cohesión, visión de futuro, sentido de conglomerado, solidaridad, respeto a la ley, al derecho ajeno y empujar la carreta en un mismo sentido son valores y posturas que no se logran con enunciados como los pactos.
Mi falta de fe en esos mecanismos contemplados en la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) se redobla con el deprimente panorama que nos presentan la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y el Ministerio de Educación, enfrascados en una guerra desafiante, de intereses grupales.
Las hostilidades se escenifican sobre un enorme colchón de dinero sin precedentes, asignación presupuestaria que arrastra a las finanzas públicas sobre el filo de una navaja, extraída de nuestros bolsillos y proveniente de deudas que comprometen el presente y el futuro.
Cerramos un pacto por la educación y cumplimos con la asignación del 4% del PIB. ¿Y qué estamos mirando?Las tendencias y señales no son buenas, pues parece que caminamos al caos inevitable, pero con abundante liquidez, mucho dinero para gastar y hasta para elucubrar proyectos de poder.
Miles de horas, cientos de días en debates, discusiones, disensos, consensos, escuchando ideas respetables –pero también plumas de burro- para terminar con el pacto eléctrico en el limbo, atacado, cuestionado y con la reputación rodando por el piso. Qué compleja es la sociedad dominicana, una sociedad del desencuentro.
Me sorprende que tras dos intentos fallidos al tratar de cumplir el mandato de la END todavía se verifiquen entusiasmos con el pacto fiscal, que no tendría otro final distinto a una fiesta de monos: todo el mundo dándose rabazos. Por eso insto a que desmontemos esas farsas y nos dediquemos a cumplir la ley aplicando sus consecuencias. Es el mejor punto de partida para la transformación.
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