A partir del martes de la semana pasada, muchas cosas han cambiado en las relaciones del Gobierno con la sociedad. Hasta ese momento la popularidad del presidente Danilo Medina se mantuvo en un alto nivel que, incluso, puso en debate la posibilidad o necesidad de una posible postulación del Mandatario para las elecciones de 2016.
Ciertamente que el panorama ha cambiado y que pocos osarían plantear que Medina piense remotamente en buscar la reelección mediante la reforma de la Constitución, después que decidiera observar la ley que declaraba a loma Miranda como parque nacional y haber puesto en entredicho la capacidad de maniobra y de legitimidad que tiene el Congreso Nacional al haber aprobado una inicativa que no cuenta con total legalidad y prudencia.
Todo un movimiento adverso a esta decisión presidencial ha surgido por el consecuente malestar provocado por el Poder Ejecutivo, alegadamente por las presiones provenientes de los sectores empresariales que rechazan que loma Miranda sea parque nacional y para que el Gobierno permita su explotación por parte de la minera Falconbridge.
Epítetos fuera de tono y acusaciones alzadas de matices incalificables han sido lanzados contra el presidente Medina y el Gobierno después de conocido el rechazo presidencia sobre la declaratoria a favor de la protección de loma Miranda.
Si bien el presidente Medina y sus principales colaboradores han dicho que loma Miranda se mantendrá bajo la protección del Gobierno y del Estado, sin embargo pocos creen en este pronunciamiento, ya que la esperanza estuvo cifrada en que el Poder Ejecutivo diera por terminado este tema con la promulgación de la ley devuelta al Congreso Nacional y anulada por el Senado de la República, en una sesión urgente convocada el miércoles de la semana pasada.
Ante el nuevo ambiente creado por este conflicto, lo correcto es que el Poder Ejecutivo propicie un canal de diálogo abierto y franco, que permita que todos los sectores puedan desahogar el descontento y las expectativas que aún existen en torno a loma Miranda.
Que cada sector se desnude ante la suerte o no de loma Miranda y se despejen las dudas que albergan muchos sectores de la sociedad en torno a la inclinación de ciertas esferas del Gobierno para que loma Miranda pueda ser explotada por Falconbridge en detrimento de las advertencias de ecologias y otros grupos especializados que advierten sobre sus efectos negativos futuros.
No basta la explotación simple por los recursos económicos que recibiría el Estado por parte de la minera, sino que hay que pensar en su impacto en los aspectos medioambientales y de la conservación del agua y otros consideraciones futuras.
El presidente Medina y su Gobierno deben recurrir al diálogo para que la sociedad se unifique sobre lo pueda ocurrir con loma Miranda.
La fragmentación que hoy se observa en la sociedad prodigia un malestar colectivo, que evidencia también la fragilidad de la popularidad del presidente Medina, descartando que la reelección no podría ser tan potable como creen algunos de los más cercanos colaboradores del Jefe del Estado.
Es mejor prevenir, que lamentar. Loma Miranda da la oportunidad para reabrir el canal de la confraternidad y el entendimiento.
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