DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Las preocupaciones externadas por el presidente de la Junta Central Electoral, Julio César Castaños Guzmán, sobre el financiamiento de las campañas de los partidos no son nuevas.
Año tras año el debate ha sido recurrente, sin que hasta el momento las autoridades competentes hayan decidido establecer ciertos límites y regulaciones.
Sin embargo, es conveniente que voces como la de Castaños Guzmán y otros sectores se pronuncien para despertar la conciencia sobre lo peligroso que podría ser que dinero sucio proveniente del narcotráfico y del crimen organizado pueda permear las actividades de los partidos.
Mucha razón tiene el presidente de la Junta cuando insiste en que el país urge por una norma regulatoria de todos los recursos que se malgastan en el proselitismo.
Hay que vigilar que los gobiernos de turno, sin importar el color ni quién sea el Presidente de la República, apelen a los beneficios de la adjudicación de obras del Estado para que contratistas tengan que desviar fondos para financiar campañas electorales.
Atinada visión de Castaños Guzmán, y un oportuno llamado.
En el país no se puede retardar por más tiempo la aprobación de la ley de partidos con todas las consecuencias que pudiera implicar para el accionar interno de las organizaciones partidarias. Sencillamente hay que cumplir con la ley y que el liderazgo asuma con responsabilidad todas las obligaciones para contribuir al adecentamiento del sistema democrático.
Todos los candidatos a cargos electivos deben correr por el mismo camino y con las mismas reglas. Sin el oportunismo que facilitan los gobiernos de turno ni las preferencias que se goce en determinada coyuntura.
Con sus preocupaciones sobre el financiamiento de las campañas electorales y su exigencia sobre la aprobación de la ley de partidos, el presidente de la Junta Central Electoral compete su responsabilidad ante el país para actuar sin revés en el interés de fortalecer el sistema institucionalidad del país, en su caso en todo lo referente al régimen electoral.
Con esta visión, no hay duda de que el país se encamina por un buen rumbo.
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