DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- La República Dominicana ha sido abiertamente solidaria con Haití. La mano amiga de las autoridades dominicanas ha estado extendida en momentos de tragedia sufridos por los haitianos.
Los dominicanos han apostado por un desarrollo sostenible en la vecina nación, principalmente en cuanto a su sistema institucional y humano.
Entonces, no se explica las razones que pudieran tener las autoridades haitianas para actuar en contra de esta solidaridad.
El Gobierno de Haití muestra doble cara ante República Dominicana.
Una cara amigable cuando la solidaridad dominicana se manifiesta en cooperación concreta, pero hay otra que está representada en la hipocresía.
No se explica que cada semana haya un sobresalto en la frontera por la prohibición de un comercio bilateral que solo beneficia a los empobrecidos haitianos.
Si bien este comercio dinamiza las actividades y el estilo de vida entre los dominicanos que residen en la zona fronteriza, el impacto mayor se registra en el lado del vecino país.
Los haitianos se abastecen de las mercancías que carecen y que pueden ser facilidades en un comercio que puede ser mejor regulado.
Pero las autoridades no pueden afectar este intercambio al margen de un diálogo con el Gobierno dominicano.
Necesariamente hay que retomar la comisión bilateral con los temas cardinales de la agenda entre los dos países, en cuyo primer lugar debe estar el comercio.
Este conflicto debe ser resuelto en el marco de la convivencia natural que demandan los comerciantes haitianos y dominicanos en ambos lados de la frontera.
Y la solución del problema no espera por largo tiempo.
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