Donald Trump o el difícil camino hacia la Casa Blanca; necesita el partido y los grupos minoritarios para triunfar
NUEVA YORK, Estados Unidos.- Todo el mundo está de acuerdo y lo afirma ya sin ambages: el virtual candidato republicano o como se le llama más eufemísticamente, el presunto nominado, Donald Trump, ha revolucionado la política estadounidense al convertirse en la persona que disputará la presidencia de los Estados Unidos. Del reality show a estar a pocos pasos de la presidencia del país más poderoso del mundo no es cosa nimia ni para echarse de menos.
Trump, el hombre del peinado extraño y el de la famosa frase You are fired, ya no se trata de un chiste, sino de algo muy serio: el magnate tiene al Partido Republicano a sus pies, pero para poder salir triunfante, irónicamente, el partido deberá situarse detrás de él y apoyarlo. Y ese, específicamente es el problema.
El huracán Trump se llevó a todos los candidatos republicanos: desde una joven promesa republicana como el hispano Marco Rubio hasta dos veteranos políticos como John Kasich o Ted Cruz. Los hizo papilla, y para esto no ahorró estrategias oscuras, palabras duras, obscenas. Y esto dejó en el camino muchos resentimientos, animadversión, o más claramente, como se les ha llamado “damnificados”.
Irónicamente, ahora todo ha cambiado y al parecer el magnate lo ha entendido a la perfección: por eso en su discurso de aceptación al ganar las primarias en Indiana y convertirse prácticamente en el candidato, bajó el tono, moderó el discurso, y desde ese podio, llamó a la unidad del partido y piropeó a negros, mujeres e hispanos.
Los estrategas y Trump saben que sin estos sectores y sin el apoyo de la élite republicana se le hará difícil obtener un triunfo frente a la demócrata Hillary Clinton o en el más hipotético de los casos, frente a Bernie Sanders.
Y es que desde figuras emblemáticas como los expresidente George W Bush padre e hijo, afirmaron que no apoyarán a Trump en sus aspirantes de llegar a la Casa Blanca hasta tipos como el veterano de guerra y excandidato presidencial, John McCain.
Ya acaba el reality show. Viene la política. El camino que Trump llenó de espinas, ahora tratará de llenarlo de rosas, y no será fácil, pues los grupos que más denostó son aquellos en los que la candidata demócrata tiene mayor aceptación y un trabajo político hecho de muchos años. Negros e hispanos.
Las mujeres fueron ampliamente atacadas por Trump durante la campaña. No es casualidad que abrumadoramente estas tengan una mala imagen del magnate. Los hispanos, y específicamente, los mexicanos, tienen mucho de qué resentirse, pues habló de la construcción de un muro y de que estos eran responsables de la criminalidad y los actos delictivos.
Y ni hablar de los excandidatos presidenciales a los que atacó sin conmiseración, y nada más hay que recordarse la última perla: Trump llegó a insinuar que el padre de Ted Cruz se llegó a reunir con el asesino del presidente John F. Kennedy.
El camino que ha construido Trump hasta el momento está empedrado de problemas, y de una posibilidad que lo mande al infierno o al fracaso político. La tarea que le espera es ardua: lograr que el Partido Republicano acepte finalmente el trago amargo que es su candidatura y reconciliarse con los grupos que atacó durante las primarias.
AUTOR: ELOY TEJERA, PERIODISTA Y ESCRITOR
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