SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En el trecho de mi existencia no había reflexionado sobre el estrecho vínculo entre los sobrinos y los hijos en el sentido de que ambos, de un modo u otro, le dan sentido a la vida de la tía igual que la prole de ésta con su amor fraternal donde solo tiene cabida la transparencia.
Con los sobrinos compartimos abrazos, besos, comentarios, nos reunimos, cherchamos, los respetamos y queremos que sean exitosos en las actividades a que se dedican en este competitivo mundanal donde la sinceridad a veces se torna rancia.
Los sobrinos suelen ser ese punto de apoyo en que la tía confía sabedora de que están imbuidos de un sentimiento puro porque desde pequeños los ve crecer, sabe de su valía y de la constancia de su padre y madre para que su vida sea vertical y exitosa.
También hay sobrinos especiales que se ganan el cariño y merecido respeto de la tía por vía de su padre o madre, a quienes se aprecia por su gracia natural, sin ambages, en el discurrir de la vida en un ejercicio periodístico que como las olas del mar llevan de un lado a otro.
Duele en el alma cuando uno de esos sobrinos se ausenta, como fue el caso de Victoria Hernández (Vicky), una joven repleta de cualidades positivas que le merecieron el cariño y respecto de quienes le conocieron desde pequeña hasta su adultez. Mi sobrina, pese a su ausencia, siempre vivirá en mi corazón. Adoro a todos mis sobrinos.
Para Vicky la canción “Cuando un amigo se va”, de Alberto Cortez, trastocada por quien escribe, con el perdón de su autor por el cambio de sobrino (a) en lugar de amigo.
Cuando una sobrino se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de un amigo.
cuando un sobrino se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.
Cuando un sobrino (a) se va
una estrella se ha perdido
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.
Cuando un sobrino (a) se va
se detienen los caminos
y se empieza a revelar
el duende manso del vino.
Cuando un sobrino (a)se va
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.
Cuando un sobrino (a) se va
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.
Cuando un sobrino (a) se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de un amigo.
Autora. Cándida Figuereo, periodista residente en Santo Domingo
candidafiguereo@gmail.com
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