Artículo: Política de la caverna/Autor: Félix Núñez
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La política, es definida como la ciencia que se encarga del estudio del poder público o del Estado. Promueve la participación ciudadana al poseer la capacidad de distribuir y ejecutar el poder, según sea necesario para garantizar el bien común en la sociedad.
En este país, todo indica que pocos lo saben y si lo saben para nada les interesa ponerlo en práctica. Es más productivo para alguien que aspira a ocupar un cargo público, imponer una candidatura a sangre y fuego, que tirar páginas para la izquierda.
Cuando la inteligencia no puede, se impone el poder del dinero y lo que el dinero no puede, se arrebata. Así se llega al Congreso, los ayuntamientos y hasta a Palacio.
Ese es el tipo de política que impera en este país, la de sálvense quien pueda, la del que tenga más dinero, la preparación es lo de menos, por eso cualquiera es aceptado en un partido del sistema como candidato.
Como no les interesa para nada servir a su país a través de un cargo público, lo menos importante es prepararse, la meta es llagar para hacerse más ricos con el dinero del pueblo, sin importar a quien se tenga que matar.
Quizás es por ello, que quienes quieren hacer algo por su país, provincia o comunidad, nunca podrán llegar, es la ley del más violento la épocas de los enganchados a políticos, cual si hubiésemos retrocedido a los tiempos de las cavernas.
La violencia más absurda se ha adueñado de la forma de hacer política en el país, solo hay espacio para la intolerancia, el dame lo mío, mientras los que quieren ganarse el voto, en tiempos de campañas suelen sacar sus garras disfrazadas de allantes.
Gente que opera bajo la impunidad, partidos políticos que no depuran a quienes ingresan a sus filas y tránsfugas que se les ve el refajo cada vez que dan un brinquito de un partido a otro.
La muerte del exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Mateo Aquino Febrillet, y otras que no viene al caso mencionar, nunca debieron suceder, pero ya que nos abruma esta desgracia, debe servir para que la sociedad lleve a los partidos políticos a la reflexión y a la meditación.
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