SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Grave puede calificarse la revelación que ha hecho el presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas, mayor general Julio César Souffront Velásquez, de que decenas de oficiales y miembros de las Fuerzas Armadas son investigados con relación a supuestos vínculos con actividades del narcotráfico.
Y se da como un hecho sus recomendaciones para ser cancelados por el Poder Ejecutivo.
Siempre se ha especulado que militares han tenido y tienen nexos con personas ligadas a las drogas, y muchos de ellos han sido sometidos a la Justicia, extraditados a Estados Unidos y otros han sido separados de las filas de los cuerpos castrenses.
La prensa recoge que cinco oficiales del Ejército de la República Dominicana fueron cancelados por el Poder Ejecutivo, cuatro de ellos por vínculos con narcotraficantes y uno por acoso sexual.
Los cancelados fueron identificados como los capitanes Juan Manuel Méndez Sierra, José Núñez Martínez, Miguel Antonio Recio y Juan Almonte Osorio. Los tres primeros por estar acusados de participación en casos de cargamentos de drogas, mientras que A monte Osorio fue expulsado por acoso contra una compañera.
Otro cancelado fue identificado como el primer teniente del Ejército Juan Carlos Morillo Carpio y quien fue acusado de contrabandear con estupefacientes por el aeropuerto Punta Cana.
Es decir que existe un problema latente de que militares no importa los rangos se inmiscuyen con el narcotráfico, so pena de la advertencia de que serían cancelados y sometidos a la Justicia, lo que constituye un desafío a la disciplina y una falta de respeto a la dignidad de la milicia.
Ciertamente que el problema reviste una gravedad de tal magnitud, que obliga a las autoridades dispongan de mayor controles para el ingreso de ciudadanos a las filas militares y que se establezcan sanciones más rigurosas cuando sus miembros se involucren en hechos que empañan la imagen de los cuerpos armados.
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