SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Lo lamentable fue que el arquitecto David Rodríguez tuviera la cobardía o gallardía de suicidarse para destapar una práctica que era totalmente al descubierto en la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe) sobre la existencia de soborno y extorsión para la gestión de pagos a contratistas que eran beneficiados con la construcción de una determinada obra pública, sin importar su magnitud ni valor.
En el pasado reciente, en los gobiernos de los expresidentes Leonel Fernández e Hipólito Mejía, las obras del Estado se asignaban de acuerdo al matiz político del ingeniero o del arquitecto, además de que debían ser “dadivosos” con los padrinos que tenían en esos mandatos. No puede descartar que existiera la “mafia” que develó el arquitecto David Rodríguez con su decisión de suicidarse en un baño de la Oisoe el pasado viernes 25 de septiembre, presionado por las deudas y el chantaje de que era objeto por el simple hecho de haber sido agraciado con la remodelación de una escuela en Peralvillo, en la provincia de Monte Plata.
Es loable la actitud asumida por el presidente Danilo Medina de transparentar todo el manejo de los fondos públicos mediante el sistema de las licitaciones públicas y de los sorteos para la construcción de diferentes proyectos, principalmente de escuelas en casi toda la geografía nacional. Lo lamentable es que la existencia de prácticas malsanas y mafiosas en la Oisoe haya empañado este intento del gobernante por fortalecer la institucionalidad y que contratistas sin padrinos ni madrinas en el Estado tuvieran la suerte de ser beneficiados con una determinada obra en cualquier parte del país. Y así ha sido.
Entonces, corresponde ahora que el Ministerio Público asuma su responsabilidad de investigar cuantas denuncias se formulen sobre las irregularidades que existían en la Oisoe y que los culpables de cualquier hecho reñido con la ley y la buena moral sean traducidos a la Justicia.
Obligatoriamente el Gobierno está compelido a limpiar la mala imagen que ahora tiene la Oisoe y la metodología de los sorteos implementada por el presidente Medina y que ha sido alabada por diferentes sectores.
El país, sin dudas, está consternado por los casos de soborno y extorsión que ha sacado a la luz pública el arquitecto David Rodríguez, pero todavía hay muchos contratistas que no se han atrevido a revelar otras fechorías que posiblemente han sido cometidas por las personas que dentro de la Oisoe cometían esos hechos en perjuicio del Estado.
La verdad que la Justicia, también para limpiar su desacredita imagen, debe dar un ejemplo contundente con relación a los actos de corrupción denunciados y detectados en la Oisoe, y que caiga quien deba caer, sin importar su cercanía con el poder político mediático ni su arraigo en determinada esfera del Estado.
Es lo mejor para el fortalecimiento institucional del país.
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