Sin predicciones/autora: Talyam Vásquez
SANTO DOMINGO, República Dominicana (AUTORA: Talyam Vásquez, abogada y politóloga).- Como mi bola de cristal se rompió he decidido dejar de lado las predicciones, dejar de predecir el futuro de la política dominicana, total, todo pasó contrario a lo que auguré y la verdad es que me he decepcionado.
Sin embargo, esa decepción me motiva, en vez de entristecerme y conducirme al retiro de lo que más me gusta, escribir, seguiré haciéndolo sobre otros temas, claro, con contenidos políticos, pero más hacia la realidad del político dominicano, dejaré un poco de lado la utopía, por lo menos, cuando me refiera al ejercicio político.
En estos días hay muchas preocupaciones en el ambiente, todo se ha concentrado en la modificación a la Constitución, acuerdos intrapartidarios, denuncias de soborno en el Congreso dominicano, pero se está olvidando la cotidianidad y eso es muy peligroso, para un país que debe continuar trabajando hacia metas inmediatas y esta paralización que está provocando la reelección es lo que me inquieta. Por ello quiero referirme a situaciones puntuales.
El plan de regularización vencerá el 17 de junio de 2015, a estas alturas pensamos que ya el 90% por lo menos estaría regularizado, sin embargo, nos encontramos desde el pasado fin de semana con denuncias de extranjeros ilegales que no han podido incorporarse y con el mismo discurso pretendiendo culpar al gobierno dominicano de la situación. Me pregunto, ¿qué pasará si el gobierno decide iniciar las deportaciones? ¿Contamos con la coraza suficiente para enfrentar a esa Comunidad Internacional, que se ha mantenido inmiscuyéndose, violando francamente el principio de autodeterminación de los Estados?
¿Qué vamos hacer con la violencia?, ¿qué vamos hacer con la violencia contra la mujer? ¿Qué sucederá cuando el temor nos arrope y no tengamos ni la fuerza para salir de nuestros casas?, será ese el momento para que se comience a generar políticas públicas para frenar el auge de la delincuencia o ¿ya será demasiado tarde?
En este escenario tan oscuro, nos hundimos en el falso debate y el falso consenso creyéndonos protagonistas cuando el ganador se conoce desde antes del inicio de la competencia.
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