DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, por un grupo fuertemente armado que penetró a su residencia la madrugada de este miércoles, obliga al país y a la comunidad internacional a actuar con urgencia ante la situación de inestabilidad política y social que impera en la vecina nación.
La muerte del mandatario y de su esposa, la primera dama Martine Moise, agudiza la inseguridad que se vive en Haití, país que ha sido prácticamente por bandas criminales que han sembrado el terror y sus propias reglas en perjuicio de la tranquilidad.
El Gobierno del presidente Luis Abinader no solo debe hablar a los dominicanos sobre la situación creada por el asesinato de Moise, sino que también debe de llamar a la diplomacia y a la comunidad internacional a intervenir con mayor responsabilidad ante lo impredecible que puede ocurrir en Haití.
La frontera dominicana reclama, por igual, que se extremen las medidas de seguridad y de vigilancia, con el reforzamiento de todo el cuerpo militar para evitar que se agudice la incertidumbre y que muchos haitianos penetren cruzar hacia el territorio dominicano sin ningún control.
La situación en Haití es grave. No solo por el asesinato del presidente Moise, sino por la implicación política que se agudiza a partir de ahora sin ninguna autoridad competente en el vecino país para detener las actividades criminales y de inestabilidad que se ha diseminado por todo el territorio haitiano.
La comunidad internacional debe velar e intervenir para que la tranquilidad se mantenga en Haití y la República Dominicana está obligada a exigir y presionar para que su seguridad interna no se ponga en peligro.
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