DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- No hay mejor escenario que la mesa del diálogo entre República Dominicana y Haití para dirimir las diferencias en torno a la construcción de un canal de riego por parte de las autoridades del vecino país para desviar las aguas del río Masacre, que nace en el territorio dominicano.
El presidente Luis Abinader y las autoridades diplomáticas han insistido en que ese entendimiento sea fruto de la sensatez de parte del Gobierno de Haití, con el primer paso de paralizar los trabajos que han continuado en ese canal, cuando previamente se había acordado integrar una mesa técnica –hasta con la asistencia de organismos internacionales, si fuere necesario- para llegar a un punto intermedio sobre el uso de las aguas del acuífero.
“Ellos van a tener que detener esos trabajos. Lo primero es que ellos no van a poder conectarse, porque primero deben construir un dique y es muy difícil empezar a construir ese dique ahí, que parece que tampoco no está planificado ni está bien diseñado”, ha asegurado este lunes el presidente Abinader.
Hace varias semanas que los cancilleres de ambos países, Roberto Álvarez y Claude Joseph, respectivamente, se reunieron para analizar el diferendo por la falta de una consulta ante las autoridades dominicanas para construir el canal de riego, lo que ha contribuido a incrementar las tensiones en las relaciones, básicamente entre los residentes de la zona fronteriza por el lado de la provincia de Dajabón.
El expresidente Leonel Fernández, líder de la Fuerza del Pueblo, ha planteado que la crisis en el intercambio entre República Dominicana y Haití pueda ser dirimido por la Organización de Estados Americanos, lo que vendría a bajar las presiones por causa de los trabajos que no han sido detenidos a pesar de las exigencias del gobierno de Abinader.
Sería prudente que el Gobierno del presidente Jovenel Moise paralice las labores en el canal y los representantes de los dos países vuelvan a la mesa de la concertación, ya que el presidente Abinader ha advertido que desde el país podrían aplicarse acciones ante la persistencia en esa obra y sin que exista una buena voluntad del lado haitiano.
Un distanciamiento en los nexos económicos, sociales y diplomáticos no resultaría conveniente ni para República Dominicana ni para Haití, ahora que las autoridades de las naciones deben centrarse en enfrentar el peligro de la pandemia del Covid-19 y cuando sus habitantes reclaman de medidas atinadas para impulsar la recuperación económica a largo y mediano plazo.
El diálogo es el mejor canal para fortalecer las relaciones entre los dos países.
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