Los escenarios que se juegan Leonel Fernández y Danilo Medina
El tres veces presidente apuesta a la clasificación de su partido contra posibilidad de oportunidades de Gonzalo Castillo en los comicios de julio.
DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- El presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández pusieron a flote una rivalidad política que tiene matices de un enfrentamiento personal.
De ahí, que el liderazgo acumulado por el expresidente Leonel Fernández sobredimensionaba el espacio del Partido de la Liberación Dominicana y significaba un eclipse para la figura del presidente Medina en cuanto a la definición interna en estructuras vitales de esa organización como los comités Político y Central.
Las visiones partidarias y hasta ideológicas explican, inclusive, la necesidad que hubo para que la división del PLD fuera una realidad en lo inmediato y que obligara al expresidente Fernández a articular la Fuerza del Pueblo como una salvaguarda para que el exmandatario continúe con su gravitación en el escenario político.
El futuro político de Fernández se torna incierto en perspectivas al posicionamiento político-electoral que logre la Fuerza del Pueblo, cuya penetración está sustentada en el liderazgo del exjefe del Estado y de dirigentes con experiencias conocidas que marcharon del PLD para participar en la nueva coyuntura que prevalece con la disputa de tres fuerzas políticas en el mercado electoral.
En lo inmediato Fernández apuesta a posicionar la Fuerza del Pueblo como parte de romper una polarización electoral entre el PLD y el Partido Revolucionario Moderno, hasta el grado que ha podido desplazar al Partido Revolucionario Dominicano en el debate y posiblemente también en el cuadro de la estructuración de la partidocracia.
Los escenarios
Con solo ocho meses de estructuración política, la Fuerza del Pueblo ha ganado un espacio en la incidencia de los debates sobre la base de la figura de Fernández y su discurso conservador, conocedor de la idiosincrasia de la sociedad dominicana y con el fin primario de contribuir a una posible derrota electoral del PLD, lo que podría permitir que tenga alguna posibilidad de alzarse con la victoria en los comicios del 5 de julio o, sencillamente, ser el puente que facilitaría que el PRM llegue al Palacio Nacional con la candidatura presidencial de Luis Abinader.
Un peligro sería, sin embargo, que la eventualidad de una clasificación se aleje, entonces Fernández tendría que enfrentar la indefinición de asumir un papel protagónico al anexar las simpatías de sus allegados y seguidores a las aspiraciones del PRM en una segunda vuelta, reafirmando así su rompimiento total con la dirección y la trayectoria histórica con su vieja casa política.
Otro escenario podría ser que el exmandatario permita que la militancia de Fuerza del Pueblo y sus adeptos en todo el país tengan la libertad de inclinar sus votos hacia Gonzalo Castillo, postulado a la presidencia por el PLD, o por Luis Abinader, reviviendo entonces la polarización del pasado que contribuyó a castrar el fortalecimiento del sistema de partidos.
Si Abinader gana, Danilo queda enterrado
Dentro de las perspectivas deseadas por Fernández y sus principales colaboradores estaría que el triunfo electoral de Abinader y del PRM se materialice en la primera ronda de votaciones del 5 de julio, ya que así se fomentaría el veneno de la división en el PLD y vendrían las excusas y acusaciones de responsabilidades por la imposición de un candidato que no tuvo nunca una conexión real con la militancia peledeísta y con amplios segmentos de la sociedad, como ha ocurrido con Gonzalo Castillo.
Este escenario sería otro traspié que vendría a acrecentar la desaparición política del presidente Medina, ya que se alejaría en mayor nivel la posibilidad de una reforma de la Constitución que permitiera la rehabilitación del actual inquilino de Palacio Nacional para aspirar nuevamente a la candidatura por el PLD en cercanos procesos electorales.
Esta situación dejaría al PLD sin una figura potable para asumir el liderazgo que tendría Danilo Medina con la eventualidad de que Gonzalo Castillo se alce con la victoria en los comicios de julio, ya que sería asumido como una hechura de la estrategia del hoy mandatario, quien tendría que prepararse para cargar con los daños políticos que representaría una derrota en la que Leonel Fernández pueda tener alguna incidencia mediática o de acción determinante.
El escenario del triunfo
Si bien las diferentes encuestas recién publicadas colocan a Fernández y a la Fuerza de Pueblo en un lejano tercer lugar, pero con las preferencias muy llamativas, no es descartable del todo que el exjefe del Estado tenga el camino abierto para competir por el solio presidencial, en virtud de que el panorama se ha mantenido ensombrecido en una campaña electoral totalmente inusual por la pandemia del coronavirus.
Entonces, este escenario sería una estocada mortal para la supervivencia política del PLD y dirigentes con una larga trayectoria que son conocidos como los promotores de la división de la organización, con el incentivo de que Fernández tuviera que marcharse junto a sus principales colaboradores, pero sobre la marcha pudo captar a miembros y simpatizantes de la organización gobernante para reestructurar el esqueleto de recién agrupación.
Es notorio observar que una victoria de Gonzalo Castillo con la influencia del PLD significaría el entierro político de Fernández, lo que no pudiera ocurrir en caso de que Luis Abinader llegue al Palacio Nacional, debido a que en el país se presentaría un vacío de liderazgo que podría ser ocupado por el tres veces presidentes, lo que también vendría a consolidarse si acumula alguna fuerza en la Cámara de Diputados y en el Senado, lo que unido a la representación las alcaldías catapultaría a Fuerza de Pueblo como un proyecto maduro y al margen de la rivalidad que hubo con el presidente Medina.
La derrota electoral del PLD y de Gonzalo Castillo en una primera o segunda vuelta en los comicios del 5 de julio vendría también a poner en duda la calidad de estrategia que le fue atribuida al presidente Medina y fortalecería el liderazgo de Fernández ante sus simpatizantes de la Fuerza del Pueblo y entre las estructuras desorientadas que quedarán dentro del partido gobernante por el sinsabor de la pérdida del poder.
El presidente Medina y el expresidente Fernández transitan por un camino de peligro total para su permanencia en el espectro político, lo que quedaría radicalmente evidenciado a partir de los resultados que arrojen las elecciones del próximo mes. Y ellos son los primeros en saberlo.
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