DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.-
Nos preocupa el medio ambiente. Lo manifestamos en nuestros mensajes, en conversaciones públicas y privadas, en discursos, tweets, videos, entrevistas. En todas partes. La sociedad tiene claro el contexto: la actividad humana le ha hecho daño a la madre Tierra con sus acciones porque hemos explotado los recursos naturales para sustentar un estilo de vida insostenible.
Sin embargo, la realidad es otra. Los bosques desaparecen por la deforestación, la demanda de agua crece mientras descuidamos las fuentes acuíferas y padecemos la escasez del preciado líquido, cada día aumenta nuestra capacidad de generar desperdicios sin que haya planes concretos de reciclaje y disminución del uso de plásticos, la calidad del aire va en declive, destruimos hábitats naturales, contaminamos el mar y hemos acelerado la extinción de muchos seres vivos.
Hay que comenzar por entender la dimensión del daño que hemos hecho al medio ambiente, con argumentos concisos pero precisos que despierten a la ciudadanía y generen mayor responsabilidad hacia el problema. El cambio desde las acciones individuales será fundamental para asegurar un mejor futuro para la humanidad. Despertar la conciencia de la sociedad sobre el tema permite reclamar a los Gobiernos, a las industrias y empresas, para que tomen acciones mas determinantes y contundentes que protejan el medio ambiente y que sirvan para resarcir el daño que ya se ha hecho. El Acuerdo de París parecía ser el verdadero compromiso de los países con la protección del medio ambiente, pero lo único que hemos visto en un compromiso dispar de los países en esta lucha, donde cada nación ha asumido el compromiso de manera distinta, con esfuerzos disímiles y sin financiamiento para los países menos favorecidos que son, paradojicamente, los que menos daño han hecho al medio ambiente.
Estamos muy lejos de las metas necesarias para revertir la situación actual. Muchos siguen como si nada estuviese pasando. El consenso es que hay una falta de conciencia individual y urgencia a nivel mundial, sobre el tema. Hay que empezar a educar, desde la cuna, para la protección del medio ambiente y hay que invertir para evitar el colapso. No hay tiempo que perder.
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